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Hechos 26:13 - Biblia Martin Nieto

13 al mediodía vi en el camino, oh rey, una luz venida del cielo, más brillante que la del sol, que me envolvió a mí y a los que iban conmigo.

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Biblia Reina Valera 1960

13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cerca del mediodía, su majestad, mientras iba de camino, una luz del cielo, más intensa que el sol, brilló sobre mí y mis compañeros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 En el camino, oh rey, a eso del mediodía, vi una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, que nos deslumbró a mí y a los que me acompañaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi que una luz del cielo, superior al resplandor del sol, resplandeció alrededor de mí y de los que viajaban° conmigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 a medio día, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a mí y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol.

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Hechos 26:13
10 Tagairtí Cros  

La luna enrojecerá, se avergonzará el sol; porque el Señor omnipotente reinará en el monte Sión, en Jerusalén, y ante sus ancianos brillará su gloria.


Entonces la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete días, el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de sus golpes.


Y se transfiguró ante ellos. Su rostro brilló como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.


Pero sucedió que cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente me envolvió un gran resplandor del cielo.


Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.


Pensando en esto, me dirigía una vez hacia Damasco, con la autorización y el permiso de los sumos sacerdotes;


Todos caímos a tierra, y yo oí una voz que me decía en hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón.


En el camino, cerca ya de Damasco, de repente le envolvió un resplandor del cielo;


en su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos; su cara era como el sol que brilla en todo su esplendor.


La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el cordero.


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