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Hechos 12:7 - Biblia Martin Nieto

7 De repente se presentó un ángel del Señor, y la celda quedó toda iluminada. El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciendo: 'Levántate en seguida'. Y se le cayeron las cadenas de las manos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 De repente la celda se llenó de luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciéndole: '¡Levántate en seguida!' Y se le cayeron las cadenas de las manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y he aquí, una luz resplandeció en la celda y apareció un ángel del Señor, el cual, golpeando el costado de Pedro, lo despertó, diciendo: ¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En esto se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.

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Hechos 12:7
37 Tagairtí Cros  

Porque, oh Señor, tú eres mi lámpara, mi Dios ilumina mis tinieblas.


Luego se acostó y se quedó dormido debajo de la retama. Un ángel le tocó y le dijo: 'Levántate y come'.


El ángel del Señor volvió por segunda vez, le tocó y le dijo: 'Levántate y come, pues te resta un camino demasiado largo para ti'.


los sacó de las tinieblas y la sombra mortal y rompió sus cadenas.


Sí, Señor, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava: tú rompiste mis cadenas.


que hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor da la libertad a los presos,


Un mísero gritó: el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus angustias;


Padre de los huérfanos, defensor de las viudas, tal es Dios en su morada santa.


Y esto te servirá de señal: Se comerá este año el grano caído y al año siguiente lo que brote sin sembrar; pero al tercer año podréis sembrar y cosechar, plantar viñas y comer su fruto.


Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor despunta sobre ti,


Palabra dirigida a Jeremías de parte del Señor, después que fue puesto en libertad en Ramá por Nebuzardán, jefe de la escolta, el cual lo había encontrado aherrojado entre los prisioneros de Jerusalén y Judá que eran deportados a Babilonia.


la gloria del Dios de Israel llegaba a la parte de oriente. Su ruido era como el ruido de una masa de agua, y la tierra resplandecía de gloria.


Tú has ejecutado sentencias justas en todos los males que nos has mandado a nosotros y a la ciudad santa de nuestros padres, Jerusalén; pues tú nos has tratado así conforme a la verdad y la justicia, a causa de nuestros pecados.


Daniel respondió al rey: '¡Oh rey, vive eternamente!


Soportaré la ira del Señor, ya que he pecado contra él, hasta que él juzgue mi causa y establezca mi derecho. Él me sacará a la luz, y yo contemplaré su justicia.


El sol y la luna permanecen en su morada a la luz de las flechas, a los fulgores de tu lanza.


Su esplendor es semejante al día, rayos saltan de sus propias manos, allí se oculta su poder.


Tan pronto como se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'.


Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos se asustaron.


Mientras ellas estaban desconcertadas por esto, se presentaron dos varones con vestidos deslumbrantes.


Cornelio respondió: 'Hace cuatro días, justamente a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo orando en mi casa, cuando se presentó delante de mí un hombre con un vestido resplandeciente,


Pero en aquel instante un ángel del Señor lo hirió de muerte, por haberse arrogado el honor de Dios, y murió roído de gusanos.


La misma noche en que Herodes iba a hacerlo comparecer, Pedro estaba dormido entre dos soldados, atado con cadenas; los centinelas montaban la guardia en la puerta de la cárcel.


El ángel le dijo: 'Cíñete y ponte tus sandalias'. Así lo hizo. Y añadió: 'Échate el manto y sígueme'.


De repente se produjo tan gran terremoto que se conmovieron los cimientos de la cárcel; se abrieron todas las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas de todos.


pero Dios lo ha resucitado, rompiendo las ligaduras de la muerte, pues era imposible que la muerte dominara sobre él.


Pero un ángel del Señor abrió por la noche las puertas de la cárcel, los sacó y dijo:


En el camino, cerca ya de Damasco, de repente le envolvió un resplandor del cielo;


Por eso se dice: Despierta tú, que duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará.


¿No son todos ellos espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquéllos que deben heredar la salvación?


Después de esto vi a otro ángel bajar del cielo con gran poder; la tierra fue iluminada con su esplendor.


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