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Hebreos 13:4 - Biblia Martin Nieto

4 Que el matrimonio sea tenido en gran honor y el lecho conyugal esté sin mancha, porque Dios juzgará a los lujuriosos y a los adúlteros.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro. Con toda seguridad, Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho conyugal sin mancilla, porque Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Tengan todos en alta estima el matrimonio y sea sin mancha el lecho conyugal. Pues Dios condenará a libertinos y adúlteros.

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Hebreos 13:4
33 Tagairtí Cros  

Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo, y mientras dormía le quitó una de sus costillas, poniendo carne en su lugar.


Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne.


El sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticua y nieto de Jarjás, el guardarropa del templo. Juldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso,


un fuego que devora hasta la perdición y que habría consumido todas mis cosechas.


Después me acerqué a la profetisa, que concibió y dio a luz un hijo. Y el Señor me dijo: 'Ponle el nombre de Maher-Salal-Jas-Baz,


Cuando un hombre y una mujer se acuesten juntos y tengan relaciones sexuales, los dos se lavarán con agua y serán impuros hasta la tarde'.


No te acostarás con la mujer de tu prójimo; te quedarías impuro.


Yo vendré a juzgaros; seré testigo acusador contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan al jornalero, a la viuda y al huérfano y violan el derecho del extranjero sin ningún temor de mí -dice el Señor todopoderoso-.


A los de fuera, Dios los juzgará. Echad de entre vosotros al malvado.


Huid de la lujuria. Cualquier otro pecado cometido por el hombre queda fuera del cuerpo, pero el pecado de lujuria daña al propio cuerpo.


¿Es que no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis; ni los lujuriosos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los invertidos,


En conclusión, el que se casa con su novia hace bien, y el que no se casa hace mejor.


¿No tengo derecho a llevar conmigo una mujer cristiana, como los demás apóstoles, los hermanos del Señor, y hasta el mismo Pedro?


pues todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba lo que mereció durante su vida mortal, conforme a lo que hizo, bueno o malo.


Ahora bien, las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno,


envidias, homicidios, borracheras, comilonas y cosas semejantes a éstas. Os advierto, como ya antes os advertí, que los que se entregan a estas cosas no heredarán el reino de Dios.


Porque tened bien entendido que ningún lujurioso, impuro o avaro -que es lo mismo que un idólatra- ha de heredar el reino de Cristo y de Dios.


Si un hombre es sorprendido acostado con una mujer casada, los dos serán condenados a muerte. Así extirparás la maldad de en medio de ti.


Que en este punto nadie abuse ni engañe a su hermano, pues el Señor tomará venganza de todo esto, como ya os lo dejamos dicho y recalcado.


Los diáconos sean casados una sola vez, que sepan gobernar bien a sus hijos y sus propias casas.


Es necesario que el obispo sea intachable, casado una sola vez, sobrio, prudente, de porte educado, hospitalario, capaz de enseñar;


que sepa gobernar bien su propia casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos;


que prohíben el matrimonio y ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes y los que conocen la verdad los coman y den gracias a Dios por ello.


Por eso quiero que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, que tengan hijos, que gobiernen su casa y que no den motivos de crítica a los adversarios,


que el candidato sea irreprochable; casado una sola vez; que tenga hijos creyentes, a los que no se les pueda inculpar de libertinaje o indisciplina.


que nadie sea lujurioso ni desprecie la religión, como Esaú, quien, por una comida, vendió sus derechos de primogénito.


Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los homicidas, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


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