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Génesis 2:8 - Biblia Martin Nieto

8 El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y en él puso al hombre que había formado.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Después, el Señor Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y allí puso al hombre que había formado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había formado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y plantó YHVH ’Elohim un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Plantó Yahveh-Dios un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Génesis 2:8
12 Tagairtí Cros  

Lot alzó sus ojos y vio toda la llanura del Jordán enteramente regada -esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra-, y aquella llanura hasta Soar era como el jardín del Señor y como el país de Egipto.


El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén para que trabajase la tierra de la que había sido sacado.


Expulsó al hombre, y puso delante del jardín de Edén los querubines y la llama de la espada flameante para guardar el camino del árbol de la vida.


Caín se alejó de la presencia del Señor y habitó en el país de Nod, al oriente de Edén.


¿Los han librado acaso los dioses de aquellos pueblos, que mis padres han destruido, como Gozán, Jarán, Résef y los habitantes de Edén, que estaban en Telasar?


Sí, el Señor se compadece de Sión, se compadece de todas sus ruinas; convertirá su desierto en un edén, y su tierra seca en el jardín del Señor. Gritos de gozo y júbilo se oirán en ella, acción de gracias al son de la música.


Jarrán, Canné y Edén, así como los mercaderes de Sabá, Asiria y Media, tenían estrechas relaciones comerciales contigo;


En Edén, jardín de Dios, vivías. Innumerables piedras preciosas adornaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda; de oro era el borde de tu manto, de oro las incrustaduras, todo a punto desde el día en que fuiste creado.


Hice temblar a las naciones con el estrépito de su caída; cuando le hice bajar al reino de la muerte con los que bajan a la fosa, se consolaron en las moradas subterráneas todos los árboles de Edén, los bellos y magníficos árboles del Líbano, regados todos por las aguas.


¿A quién te pareces en majestad y grandeza de entre los árboles de Edén? Pues también tú serás precipitado con los árboles de Edén a las moradas subterráneas, y entre incircuncisos yacerás con las víctimas de la espada. Tal será la suerte del Faraón y de todos sus súbditos', dice el Señor Dios.


Ante él devora un fuego, detrás de él una llama abrasa. Si antes de su llegada era el país un jardín del Edén, después que pase será un desierto desolado; nada escapará a su furor.


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