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Éxodo 33:13 - Biblia Martin Nieto

13 Pero si de verdad he hallado gracia a tus ojos, dame a conocer tu camino, para que yo te conozca; así hallaré gracia a tus ojos. Considera que este pueblo es tu pueblo'.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. Y recuerda que esta nación es tu propio pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Ahora, si realmente me miras con buenos ojos, dame a conocer caminos para que te conozca, y me sigas mirando bien: no olvides que esa gente es tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Ahora, si he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que me hagas conocer tu camino, para que te conozca y halle gracia ante tus ojos. Y considera que esta nación es tu pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Pues, si he obtenido tu favor, enséñame tu camino y así sabré que me he ganado tu favor; pero ten también en cuenta que esta nación es pueblo tuyo'.

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Éxodo 33:13
27 Tagairtí Cros  

Entonces el rey dijo a Sadoc: 'Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si el Señor me favorece, él me hará volver para ver el arca y su santuario.


él reveló sus caminos a Moisés y sus portentos a los israelitas.


Enséñame, Señor, el camino de tus decretos, pues quiero seguirlo hasta el final;


Muéstrame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas;


Enséñame, Señor, tus sendas y guíame por el camino recto, pues me están acechando;


no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu;


Enséñame tus caminos, Señor, para que yo camine en la verdad; haz que mi corazón reverencie tu nombre.


Anda; yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.


El Señor continuó: 'He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias.


¿Por qué van a poder decir los egipcios: Con muy mala intención los hizo salir, para hacerlos perecer en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Aplaca tu ira y arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo.


Y el Señor se retractó del mal que había dicho que iba a hacer a su pueblo.


El Señor dijo a Moisés: 'Anda, baja, porque tu pueblo, al que has sacado de Egipto, se ha pervertido.


'Si de verdad he hallado gracia a tus ojos, Señor, que el Señor marche en medio de nosotros; porque éste es un pueblo de cabeza dura; pero tú perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado y tómanos por tu heredad'.


Después de esto, Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de Israel: Deja ir a mi pueblo para que celebre una fiesta en el desierto'.


y tus oídos oirán resonar detrás de ti estas palabras: Éste es el camino, seguidlo, ya estéis a la derecha o a la izquierda.


¿Por qué, Señor, nos haces andar errantes lejos de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te temamos? ¡Oh, vuelve, por amor de tus siervos y de las tribus de tu heredad!


Somos desde hace tiempo gentes que tú no riges y que no llevan ya tu nombre. ¡Oh, si tú rasgases los cielos y bajases haciendo estremecer con tu presencia a las montañas,


Que entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: 'Perdona a tu pueblo, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio, a la burla de las gentes. ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?'.


Y la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo).


En cuanto al evangelio, son tenidos como enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección, siguen siendo muy queridos de Dios en atención a sus antepasados;


para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría que os revele un conocimiento profundo de él;


Intercedí ante el Señor y le dije: Señor, Señor, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad, que tú has rescatado en tu grandeza y que has sacado de Egipto con tu mano poderosa.


Pero son tu pueblo, tu heredad, que rescataste con tu mano fuerte y tu brazo poderoso.


y os comportéis de una manera digna del Señor, intentando complacerle en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios,


creced más bien en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad!


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