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1 Timoteo 6:11 - Biblia Martin Nieto

11 Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas, y practica la justicia, la religiosidad, la fe, el amor, la paciencia, la amabilidad.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue° tras la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de estas cosas; corre en busca de la honradez, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la mansedumbre.

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1 Timoteo 6:11
40 Tagairtí Cros  

Mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar, quemando incienso, un hombre de Dios llegó de Judá a Betel por orden del Señor,


Cuando se enteró el profeta que había hecho volver al otro de su camino exclamó: 'Es el hombre de Dios, que ha sido rebelde al mandato del Señor, y por eso el Señor lo ha entregado al león para que lo matara y lo despedazara, como había dicho el Señor'.


Entonces ella dijo a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?'.


La mujer dijo a Elías: 'Ahora sí reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad'.


Entonces un hombre de Dios se llegó al rey de Israel, y le dijo: 'Esto dice el Señor: Ya que Siria ha dicho que el Señor es el Dios de las montañas y no el Dios de los valles, voy a entregar en tus manos a toda esa inmensa multitud, para que conozcáis que yo soy el Señor'.


El rey volvió a enviar un tercer capitán con sus cincuenta soldados. Pero este tercer capitán fue, se postró de rodillas ante Elías y le suplicó: 'Hombre de Dios, ¡por favor! Que mi vida y la de estos cincuenta siervos tuyos sea preciosa a tus ojos.


Entonces le envió un capitán con sus cincuenta soldados. Llegó éste donde Elías, que estaba sentado en la cima del monte, y le dijo: 'Hombre de Dios, el rey ordena que vayas'.


Luego, volvió su mirada hacia el sepulcro del hombre de Dios que había predicho estas cosas, y dijo: '¿Qué monumento es aquel que diviso?'. Los de la ciudad respondieron: 'Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y predijo las cosas que tú has hecho sobre el altar de Betel'.


cuando Guejazí, el criado de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo: 'Es claro que mi amo ha sido demasiado condescendiente con este sirio Naamán, hasta el punto de no aceptar de su mano lo que le había traído. ¡Vive el Señor, que voy tras él y consigo de él alguna cosa!'.


Moisés fue un hombre de Dios, y sus hijos fueron computados con la tribu de Leví.


Estableció luego en sus servicios, según las disposiciones de su padre, las clases sacerdotales; y lo mismo hizo con los levitas encargados de cantar las alabanzas y asistir a los sacerdotes, según el ritual cotidiano, y con las respectivas clases de porteros de cada una de las puertas; todo conforme a las disposiciones de David, hombre de Dios.


Los jefes de los levitas eran Jasabías, Serebías, Josué, Binuy, Cadmiel; los otros levitas que formaban el segundo coro para alternar con aquéllos los himnos de alabanza y de acción de gracias, conforme a las normas de David, hombre de Dios, un coro frente a otro, eran:


y sus hermanos Semayas, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Natanael, Judá, Jananí, con los instrumentos musicales prescritos por David, hombre de Dios. Esdras, el escriba, iba al frente de ellos.


Guarda del mal tu lengua, y tus labios de palabras mentirosas;


Muchos y poderosos son mis enemigos, muchos los que me odian sin motivo;


Escuchadme, vosotros, los que vais en pos de la justicia, los que buscáis al Señor; mirad la roca de la que fuisteis tallados, la cavidad de la que fuisteis extraídos.


y los llevé al templo del Señor, a la sala de Benhanán, hombre de Dios, la que está junto a la sala de los dignatarios, encima de la de Maasías, hijo de Salún, guardián de la puerta.


Por tanto, busquemos la paz y la ayuda mutua.


Por esto, queridos míos, huid de la idolatría.


Buscad el amor; aspirad a los dones espirituales, pero sobre todo al don de profecía.


Huid de la lujuria. Cualquier otro pecado cometido por el hombre queda fuera del cuerpo, pero el pecado de lujuria daña al propio cuerpo.


Sigue estrictamente la justicia, para que vivas y goces de la tierra que el Señor, tu Dios, está para darte en posesión.


Ésta es la bendición que Moisés, hombre de Dios, pronunció sobre los israelitas antes de morir.


la gracia de nuestro Señor me colmó de fe y de amor cristiano.


Que nadie te menosprecie por ser joven; debes ser, más bien, ejemplo para los creyentes, en el modo de hablar, en el comportamiento, en el amor, en la fe, en la honestidad.


y estar acreditada por sus buenas obras, tales como haber educado bien a sus hijos, haber ejercitado la hospitalidad, haber lavado los pies a los creyentes, haber socorrido a los atribulados, haber practicado toda clase de obra buena.


Timoteo, guarda el depósito de la fe que te ha sido confiado. No hagas caso de la estéril y mundana palabrería ni de las contradicciones de una falsa ciencia.


Quien se conserve libre de estos errores será un utensilio para usos nobles, santificado, útil a su dueño, dispuesto siempre a hacer el bien.


Huye de las pasiones propias de la juventud, y practica la justicia, la fe, el amor, la paz con quienes invocan al Señor con corazón puro.


Pero tú me has seguido de cerca en la doctrina, en mi conducta, en mis planes, en la fe, en la paciencia, en el amor, en la constancia,


a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, dispuesto a hacer siempre el bien.


Buscad afanosamente la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor;


Apártese del mal y haga el bien busque la paz y corra en pos de ella.


Un hombre de Dios fue a ver a Elí y le dijo: 'Esto dice el Señor: Yo me manifesté claramente a la familia de tu padre, cuando estaban en Egipto, esclavos del Faraón.


Pero éste le respondió: 'Mira, aquí, en esta ciudad, hay un hombre de Dios; es un hombre muy famoso; todo lo que él dice se realiza siempre. Vamos allá. Tal vez él nos indique el camino que debemos seguir'.


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