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1 Reyes 13:1 - Biblia Martin Nieto

1 Mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar, quemando incienso, un hombre de Dios llegó de Judá a Betel por orden del Señor,

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Biblia Reina Valera 1960

1 He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por mandato del Señor, un hombre de Dios de la región de Judá fue a Betel y llegó en el momento que Jeroboam se acercaba al altar para quemar incienso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por orden de Dios, un hombre de Dios llegó a Betel desde Judá, cuando Jeroboam estaba junto al altar quemando el incienso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero he aquí un varón de Dios, que por revelación de YHVH llegó desde Judá a Bet-’El mientras Jeroboam estaba quemando incienso junto al altar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Un varón de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Yahveh, cuando Jeroboán estaba de pie junto al altar para quemar incienso,

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1 Reyes 13:1
23 Tagairtí Cros  

Pero Dios dijo a Semayas, hombre de Dios:


Cuando se enteró el profeta que había hecho volver al otro de su camino exclamó: 'Es el hombre de Dios, que ha sido rebelde al mandato del Señor, y por eso el Señor lo ha entregado al león para que lo matara y lo despedazara, como había dicho el Señor'.


porque con toda seguridad se cumplirá la palabra que de parte del Señor pronunció contra el altar que hay en Betel y contra todos los santuarios de las colinas que hay en las ciudades de Samaría'.


Y el altar se partió y la ceniza se derramó del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por orden del Señor.


pues el Señor me ha ordenado esto: No comerás pan, ni beberás agua, ni regresarás por el camino que fuiste'.


Un discípulo de los profetas dijo de parte del Señor a un compañero suyo: 'Pégame'. Y como no quiso hacerlo,


Destruyó el altar que había en Betel, y el santuario que había construido Jeroboán, hijo de Nabat, el que había inducido a Israel a pecar; hizo pedazos sus piedras, reduciéndolas a polvo, y quemó el cipo sagrado.


Luego, volvió su mirada hacia el sepulcro del hombre de Dios que había predicho estas cosas, y dijo: '¿Qué monumento es aquel que diviso?'. Los de la ciudad respondieron: 'Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y predijo las cosas que tú has hecho sobre el altar de Betel'.


Al sentirse poderoso, se llenó de soberbia, lo que fue su perdición. Fue infiel al Señor y entró en el templo a ofrecer incienso sobre el altar de los perfumes.


que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron: 'Ozías, tú no puedes ofrecer el incienso al Señor; sólo pueden hacerlo los sacerdotes de Aarón, consagrados precisamente para eso. Sal fuera del santuario, porque has pecado y no tienes derecho a la gloria que viene del Señor Dios'.


El resto de la historia de Salomón, desde el principio al fin, está escrito en las crónicas de Natán, profeta, en la profecía de Ajías de Silo y en la visión de Idó, el vidente, sobre Jeroboán, hijo de Nabat.


Entonces las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén podrán ir a pedir auxilio a los dioses a quienes han quemado incienso; a buen seguro que estos dioses no los salvarán en el día de su angustia.


'Hace ya veintitrés años, desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta el día de hoy, que se me viene dirigiendo la palabra del Señor y que, sin descanso, yo os la he anunciado, pero vosotros no habéis escuchado.


Los caldeos que están atacando esta ciudad vendrán y la prenderán fuego, incendiarán sus casas, sobre cuyas terrazas se han ofrecido sacrificios a Baal y se han hecho ofrendas a dioses extraños para irritarme.


Pero en Betel no continúes profetizando, porque es santuario del rey y templo del reino'.


Y ahora escucha la palabra del Señor. Tú dices: No profetices contra Israel, y no vaticines contra la casa de Isaac.


Porque desde oriente a occidente mi nombre es grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura. Porque mi nombre es grande entre las naciones -dice el Señor todopoderoso-,


Ved, pues, lo que os decimos como palabra del Señor: nosotros, los vivos, los que estamos todavía en tiempo de la venida del Señor, no precederemos a los que murieron.


Después vino otro ángel, que se paró de pie junto al altar, con un incensario de oro; le dieron muchos perfumes para que los ofreciese juntamente con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro colocado delante del trono.


Un hombre de Dios fue a ver a Elí y le dijo: 'Esto dice el Señor: Yo me manifesté claramente a la familia de tu padre, cuando estaban en Egipto, esclavos del Faraón.


Pero éste le respondió: 'Mira, aquí, en esta ciudad, hay un hombre de Dios; es un hombre muy famoso; todo lo que él dice se realiza siempre. Vamos allá. Tal vez él nos indique el camino que debemos seguir'.


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