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Éxodo 32:32 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

32 Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, ¡bien puedes matarme a mí también!

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Ahora, si solo perdonaras su pecado; pero si no, ¡borra mi nombre del registro que has escrito!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Con todo, dígnate perdonar su pecado..., pero si no, bórrame del libro que has escrito.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Pero ahora, perdona su pecado… Si no, ¡bórrame ahora de tu libro que has escrito!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Pero ¡si quisieras perdonar su pecado! Y si no, bórrame del libro que tienes escrito'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.

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Éxodo 32:32
26 Tagairtí Cros  

33 (19.1) El rey David se puso muy triste y se fue a llorar al cuarto que estaba sobre la entrada de Mahanaim. Mientras iba subiendo, decía: «¡Absalón, hijo mío! ¡Absalón, hijo mío! ¡Cómo quisiera yo haber muerto en tu lugar!»


8 (9) Anota en tu libro todas las veces que he huido; tú bien sabes las veces que he llorado.


28 (29) ¡Bórralos del libro de la vida! ¡No pongas su nombre en la lista de la gente buena!


¡Estoy tan enojado que voy a destruirlos a todos! ¡No trates de detenerme! Sin embargo, con tus descendientes formaré una gran nación.


Yo los castigaré por dar mensajes falsos. Borraré sus nombres de la lista de los israelitas, y no tendrán entre ellos arte ni parte. ¡Ni siquiera podrán volver a poner un pie en su tierra! Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel.


»En ese tiempo aparecerá Miguel, que es jefe de los ángeles y defensor de Israel. »Serán días de grandes preocupaciones, como no las ha habido desde que Dios creó este mundo. Cuando llegue el momento, Dios pondrá a salvo a todos los de tu pueblo. Ya el nombre de ellos está escrito en el libro de la vida.


Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios: —¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?


Cuando los que adoran a Dios y lo respetan oyeron lo que Dios dijo, hablaron entre sí. Dios se dio cuenta de esto, y les prestó atención, y entonces mandó que se anotaran en un libro sus nombres para recordarlos.


Además, Dios dijo acerca de ellos: «Ya viene el día en que ellos volverán a ser míos. Serán mi tesoro especial, y no les haré ningún daño; los trataré como trata un padre a los hijos que le sirven.


Si vas a seguir tratándome así, mejor quítame la vida. ¡Me harías un gran favor! ¡Ya tengo suficientes problemas con esta gente!


Dios bajó en la nube y habló con Moisés; luego hizo lo que había prometido: puso en los líderes el espíritu que había en Moisés, y ellos empezaron a comunicar mensajes de parte de Dios. Esto sucedió una sola vez.


Dios mío, si desde Egipto has aguantado a este pueblo, y si realmente es tan grande tu amor, perdónale este pecado.


Sin embargo, no se alegren de que los malos espíritus los obedezcan. Alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el libro del cielo.


Poco después, Jesús dijo: «¡Padre, perdona a toda esta gente! ¡Ellos no saben lo que hacen!» Mientras los soldados hacían un sorteo para ver quién de ellos se quedaría con la ropa de Jesús,


Sufro por los judíos, que son mi pueblo, y quisiera ayudarlos. Yo estaría dispuesto a caer bajo la maldición de Dios, y a quedar separado de Cristo, si eso los ayudara a estar cerca de Dios.


Por lo tanto, recuerden esto: Cuando ya estén ustedes en su país, y hayan acabado con los enemigos de alrededor, deberán destruir a todos los descendientes de Amalec».


20-21 (19-20) pero Dios no la perdonará; al contrario, hará que vengan sobre ella todas las maldiciones anunciadas en este libro, que sea separada de su tribu, y que muera hasta el último de sus descendientes. ¡Dios la castigará con furia!


¡Déjame destruirlo, para que nadie vuelva a recordarlo! Pero a ti, te pondré por jefe de un pueblo mucho más fuerte y grande”.


A ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Ellas han luchado junto conmigo por anunciar la buena noticia, junto con Clemente y mis otros compañeros de trabajo. Los nombres de todos ellos ya están anotados en el libro de la vida eterna.


»Ese monstruo que has visto es uno que antes vivía, pero que ya no existe. Sin embargo, saldrá del Abismo profundo, pero solo para ser destruido. Y los habitantes de la tierra que no están anotados en el libro de la vida desde antes de la creación del mundo, se sorprenderán cuando vean a este monstruo. Antes estuvo vivo, y ahora ya no existe, pero regresará.


Pero nunca entrará en ella nada que desagrade a Dios; no entrarán los que han adorado a dioses falsos, ni los objetos que hayan usado en su culto. Solo podrán entrar los que tengan anotados sus nombres en el libro del Cordero. En ese libro están anotados los que recibirán la vida eterna.


Y si alguien le quita algo al mensaje de esta profecía, Dios no lo dejará tomar su parte del fruto del árbol que da vida, ni lo dejará vivir en la ciudad santa, como se ha dicho en este libro.


’A los que triunfen sobre las dificultades y mantengan su confianza en mí, los vestiré con ropas blancas, y no borraré sus nombres del libro de la vida. Y los reconoceré delante de mi Padre y de los ángeles que le sirven.


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