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Jueces 15:18 - Nueva Biblia Española (1975)

18 Pero sentía una sed enorme y gritó al Señor: Tú me has concedido esta gran victoria, ¡y ahora voy a morir de sed y a caer en manos de esos incircuncisos!

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Después Sansón tuvo mucha sed y clamó al Señor: «Has logrado esta gran victoria por medio de la fuerza de tu siervo, ¿y ahora tengo que morir de sed y caer en manos de estos paganos?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Como tuviese mucha sed, invocó a Yavé y le dijo: 'Concediste a tu servidor una gran victoria, pero ves que me muero de sed y que voy a caer en manos de los incircuncisos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Luego tuvo mucha sed, y clamó a YHVH diciéndole: Tú has dado esta gran salvación por mano de tu siervo, ¿y ahora acaso moriré de sed, y caeré en mano de incircuncisos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Sintió luego mucha sed, por lo que invocó a Yahveh diciendo: 'Tú has concedido a tu siervo esta gran victoria; pero ¿voy ahora morir de sed, y a caer en manos de los incircuncisos?'.

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Jueces 15:18
19 Tagairtí Cros  

Abrahán le contestó: Pensé que en este país no respetan a Dios y que me matarían por causa de mi mujer.


Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando.


No lo cuenten en Gat, no lo pregonen en las calles de Ascalón; que no se alegren las muchachas filisteas, no lo celebren las hijas de los incircuncisos.


Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo quedaba terminado, para que se cumpliese aquel pasaje, dijo: Tengo sed.


¿Qué más quieren que diga? Porque si me detuviera con Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, con David, Samuel y los Profetas, me faltaría tiempo.


Sus padres le contestaron: ¿Y no hay ninguna mujer en tu parentela y en todo el pueblo, para que vayas a casarte con una chica de los filisteos, esos incircuncisos? Pero Sansón insistió a su padre: Pídemela para esposa, porque ésa me gusta.


Al terminar, tiró la quijada y llamó a aquel sitio 'Alto de la Quijada'.


El gritó al Señor: ¡Señor, acuérdate de mí! Dame la fuerza al menos esta vez para poder vengar en los filisteos, de un solo golpe, la pérdida de los dos ojos.


Gedeón llegó al Jordán y lo cruzó con sus trescientos hombres, agotados y hambrientos.


David preguntó a los que estaban con él: ¿Qué le darán al que venza a ese filisteo y salve la honra de Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo incircunciso para desafiar al ejército del Dios vivo?


Tu servidor ha matado leones y osos; ese filisteo incircunciso será uno más, porque ha desafiado a las huestes del Dios vivo.


David se echó esta cuenta: Saúl me va a eliminar el día menos pensado. No me queda más solución que refugiarme en el país filisteo; así, Saúl dejará de perseguirme por todo Israel y estaré seguro.


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