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Jueces 13:6 - Nueva Biblia Española (1975)

6 La mujer fue a decirle a su marido: Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 La mujer corrió a decirle a su esposo: «¡Se me apareció un hombre de Dios! Tenía el aspecto de uno de los ángeles de Dios, daba miedo verlo. No le pregunté de dónde era, y no me dijo su nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Al volver a su casa, la mujer conversó con su marido y le dijo: 'Un hombre de Dios vino a verme. Era tan majestuoso como un ángel de Dios, pero no le pregunté de dónde venía y no me dijo su nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 La mujer fue entonces y habló a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, y su aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, muy terrible; y no le pregunté de dónde era, ni él me declaró su nombre;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 La mujer comunicó a su esposo: 'Ha venido a mí un hombre de Dios; su aspecto era como el del ángel de Dios, sobremanera terrible. No le pregunté de dónde venía ni me dijo su nombre.

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Jueces 13:6
29 Tagairtí Cros  

Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra,


Jacob, a su vez, preguntó: Dime tu nombre. Respondió: ¿Por qué me preguntas mi nombre? Y le bendijo.


Entonces la mujer dijo a Elías: ¡No quiero nada contigo, profeta! ¿Has venido a mi casa a recordar mis culpas y matarme a mi hijo?


La mujer dijo a Elías: ¡Ahora reconozco que eres un profeta y que la palabra del Señor que tú pronuncias se cumple!


El año que viene por estas fechas abrazarás a un hijo. Ella respondió: Por favor, no, señor, no engañes a tu servidora.


Un día dijo la mujer a su marido: Mira, ése que viene siempre por casa es un profeta santo.


El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.


Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.


Luego me habló: Daniel, predilecto: Fíjate en las palabras que voy a decirte y ponte en pie, porque me han enviado a ti. Mientras me hablaba así, me puse en pie temblando.


Alcé la vista y vi. aparecer un hombre vestido de lino con un cinturón de oro;


Se acercó adonde yo estaba, y al acercarse caí espantado de bruces; pero él me dijo: 'Hombre, has de comprender que la visión se refiere al final'.


El ángel le contestó: Yo soy Gabriel, que estoy a las órdenes inmediatas de Dios: él me ha enviado a que te hable para darte esta buena noticia.


Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, y sus vestidos brillaban de blancos.


Fijaron la vista en Esteban todos los miembros del Consejo, y su rostro les pareció el de un ángel.


Bendición que pronunció Moisés sobre los israelitas antes de morir'


Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, pon cuidado en la rectitud, la piedad, la fidelidad, el amor, la constancia, la delicadeza.


Los de Judá se acercaron a Josué en Guilgal, y Caleb, hijo de Jefoné, el queniceo, le dijo: Ya sabes el encargo que, por orden del Señor, té dio para mí Moisés, hombre de Dios, en Cades Barnea.


Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciéndome: 'No temas, yo soy el primero y el último,


La mujer corrió en seguida a avisar a su marido. Se me ha aparecido aquel hombre que me visitó el otro día.


y comentó con su mujer: ¡Vamos a morir, porque hemos visto a Dios!


El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: Eres estéril y no has tenido hijos.


Sólo me dijo: 'Concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte'.


Manoj oró así al Señor: Perdón, Señor: que vuelva ese hombre de Dios que enviaste y nos indique lo que hemos de hacer con el niño una vez nacido.


El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá, propiedad de Joás, de Abiezer, mientras su hijo, Gedeón, estaba trillando trigo a látigo en el lagar, para esconderse de los madianitas.


Un profeta se presentó a Eli y le dijo: Así dice el Señor: Yo me revelé a la familia de tu padre cuando eran todavía esclavos del Faraón en Egipto.


Pero el sirviente repuso: Precisamente en ese pueblo hay un hombre de Dios de gran fama; lo que él dice sucede sin falta. Vamos allá. A lo mejor nos orienta sobre lo que andamos buscando.


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