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Jeremías 44:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Sin cesar les envié a mis siervos los profetas para que les dijeran: No cometan esas abominaciones que detesto.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 »Una y otra vez envié a mis siervos, los profetas, para rogarles: “No hagan estas cosas horribles que tanto detesto”,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Yo les he estado mandando a ustedes sin parar, a todos mis sirvientes los profetas, con este mensaje: 'No hagan esas cosas horribles que yo detesto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Yo os envié a todos mis siervos los profetas, madrugando y sin cesar, para deciros: ¡Oh, no hagáis esta cosa abominable que Yo aborrezco!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.

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Jeremías 44:4
24 Tagairtí Cros  

El Señor, Dios de sus padres, les enviaba continuamente mensajeros, porque sentía lástima de su pueblo y de su morada;


Fuiste paciente con ellos durante muchos años, tu espíritu los amonestó por tus profetas, pero no prestaron atención y los entregaste en manos de pueblos paganos.


Ciertamente, nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y padres no cumplieron tu Ley ni prestaron atención a los preceptos y avisos con que los amonestabas.


Les pagaré el doble por sus culpas y pecados, porque profanaron mi tierra con la carroña de sus execraciones y con sus abominaciones llenaron mí heredad.


y escuchando lo que les dicen mis siervos los profetas, que yo les envío sin cesar, aunque ustedes no escuchan,


Porque no escucharon mis palabras -oráculo del Señor- ; porque les envié constantemente a mis siervos los profetas, y no hicieron caso, -oráculo del Señor-.


Me dan la espalda, y no la cara. Yo los enseñaba sin cesar, y ellos no escuchaban ni escarmentaban.


Ponían abominaciones en la casa que llevaba mi nombre, profanándola.


Construían capillas a Baal, en el Valle de Ben Hinón, para pasar por el fuego a sus hijos e hijas, en honor de Moloc. Cosa que yo no mandé ni se me pasó por la cabeza. Hicieron abominaciones semejantes, haciendo pecar a Judá.


Sin cesar les envié a mis siervos los profetas a que les dijeran: Que se convierta cada cual de su mala conducta y que enmiende sus acciones; no sigan a dioses extraños, dándoles culto; así habitarán en la tierra que les di a ustedes y a sus padres. Pero no prestaron oído ni me hicieron caso.


Por eso, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo haré caer sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén todas las amenazas que he pronunciado contra ellos, porque les hablé, y no me escucharon; los llamé, y no me respondieron.


Pues ahora, por haber cometido tales acciones -oráculo del Señor- , porque les hablé sin cesar y no me escucharon, porque los llamé y no me respondieron,


¿No ves lo que hacen en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén?


Los hijos recogen leña, los padres encienden lumbre, las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina del cielo, y para irritarme hacen libaciones a dioses extranjeros.


Desde que salieron sus padres de Egipto hasta hoy les envié a mis siervos los profetas un día y otro día;


Esto dice el Señor: Por haber prodigado tus encantos y desnudado tus vergüenzas, prostituyéndote con tus amantes, con tus abominables ídolos, por haberles ofrecido la sangre de tus hijos;


No sólo seguiste sus caminos e imitaste sus abominaciones, sino que te pareció poco y les ganaste en conducta depravada.


Quítense de encima los delitos que han perpetrado y estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo, y así no morirán, casa de Israel.


Entré, y vi. grabados en las cuatro paredes toda clase de reptiles y bichos inmundos, todos los ídolos de la casa de Israel.


No hicimos caso a tus siervos los profetas que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes.


Recuerden las palabras que proclamaba el Señor por medio de los antiguos profetas, cuando todavía estaban habitados y en paz Jerusalén, los pueblos de su comarca, el Negueb y la Sefela.


Bastante tiempo pasaron ya viviendo en plan pagano, dados como estaban a licencias y vicios, desórdenes, comilonas, borracheras y viles idolatrías.


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