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Jeremías 23:11 - Nueva Biblia Española (1975)

11 profetas y sacerdotes son unos impíos, hasta en mi templo encuentro maldades -oráculo del Señor- ;

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «Aun los sacerdotes y los profetas son hombres malvados que no tienen a Dios. He visto sus hechos despreciables aquí mismo en mi propio templo —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Hasta el profeta y el sacerdote se han vuelto impíos, y en mi propia Casa me he topado con su maldad, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Profetas y sacerdotes, ambos son impíos. En mi propia Casa encuentro sus maldades, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Profetas y sacerdote son impíos, en mi propia casa encontré su maldad -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 23:11
24 Tagairtí Cros  

edificó altares a todo el ejército del cielo en los dos atrios del templo;


La imagen del ídolo que había fabricado la colocó en el templo de Dios, del que Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: 'En este templo y en Jerusalén, a la que elegí entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre;


También las autoridades de Judá, los sacerdotes y el pueblo obraron inicuamente, imitando las abominaciones de los paganos y profanando el templo que el Señor había consagrado en Jerusalén.


Sacerdotes casados con extranjeras: Maseyas, Eliezer, Yarib y Guedalías, descendientes de Josué, hijo de Yosadac, y de sus hermanos;


¿Qué busca mi predilecta en mi casa?, ¿ejecutar sus intrigas?, ¿podrán los votos y la carne inmolada apartar de ti la adversidad, para que lo celebres con gritos estrepitosos?


Por eso dice el Señor de los ejércitos a los profetas: Les daré a comer ajenjo y a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén se difundió la impiedad a todo el país.


Ponían abominaciones en la casa que llevaba mi nombre, profanándola.


los profetas profetizan embustes, los sacerdotes dominan por la fuerza, y mi pueblo tan contento. ¿Qué harán en el desenlace?


Mi pueblo era un rebaño perdido que los pastores extraviaban por los montes, iban de monte en colina, olvidando el aprisco;


porque del primero al último sólo buscan medrar, profetas y sacerdotes se dedican al fraude.


porque los judíos hicieron lo que yo repruebo -oráculo del Señor- , pusieron sus abominaciones en el templo que lleva mi nombre, contaminándolo.


Por eso entregaré sus mujeres a extraños y sus campos a los conquistadores; porque del primero al último sólo buscan medrar', profetas y sacerdotes se dedican al fraude.


Mira, Señor, fíjate: ¿a quién has tratado así? ¿Cuándo las mujeres se han comido a sus pequeñuelos, a sus hijos tiernos? ¿Cuándo han asesinado en el templo del Señor a sacerdotes y profetas?


Después de degollar a sus hijos en honor de sus ídolos, entraron en mi santuario profanándolo. Ahí tienes lo que hicieron dentro de mi casa.


Los levitas, que se alejaron de mí cuando Israel se extravió, abandonándome para seguir a sus ídolos, pagarán su culpa,


Estaban orgullosos de sus espléndidas alhajas: con ellas fabricaron estatuas de sus ídolos abominables, pero yo se los convertiré en inmundicia.


Frente a ellos, setenta senadores de la casa de Israel estaban en pie, incensario en mano. (Jazanías, hijo de Safan, entre ellos). Una nube de incienso se elevaba.


Después me llevó al atrio interior de la casa del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el atrio y el altar, había unos veinticinco hombres, de espaldas al templo y mirando hacia el oriente: estaban adorando al sol.


sus príncipes en ella eran leones rugiendo; sus jueces, lobos a la tarde, sin comer desde la mañana;


sus profetas, unos fanfarrones, hombres desleales; sus sacerdotes profanaban lo sacro, violentaban la ley.


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