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Jeremías 17:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 tendrás que renunciar a la heredad que yo te di, te haré esclavo de tu enemigo en país desconocido, porque prende el fuego de mi ira y arde perpetuamente.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que para siempre arderá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La herencia maravillosa que he reservado para ustedes se les escapará de las manos. Les diré a sus enemigos que los lleven cautivos a una tierra extranjera. Pues mi enojo arde como un fuego que quemará para siempre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tendrás que desprenderte de la propiedad que te había regalado, y te haré esclavo de tus enemigos en una tierra desconocida, porque has encendido el fuego de mi ira, que quemará eternamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Tú misma serás privada de la herencia que te di, Y en una tierra que no conoces, te haré esclavo de tus enemigos; Porque habéis encendido en mi ira un fuego que arderá perpetuamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Tendrás que soltar tu mano de la herencia que te había dado, y te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces; pues fuego se ha encendido en mi ira que arderá eternamente.

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Jeremías 17:4
34 Tagairtí Cros  

borraré a Israel de la tierra que yo le di, rechazaré el templo que he consagrado a mi Nombre e Israel será el refrán y la burla de todas las naciones.


El rey de Babilonia los hizo ejecutar en Ribla, provincia de Jamat. Así Marchó Judá al destierro.


Pero al sentirse tranquilos hacían otra vez lo que repruebas; los abandonabas en manos de sus enemigos, que los oprimían; clamaban de nuevo a ti, y tú los escuchabas desde el cielo, librándolos muchas veces por tu gran compasión.


Cuando el Señor te dé reposo de tus penas y temores, y de la dura esclavitud en que serviste,


Que está preparada hace tiempo en Tofet. está dispuesta, ancha y profunda, una pira con leña abundante: y el soplo del Señor, como torrente de azufre, le prenderá fuego.


Por eso se inflama la ira del Señor contra su pueblo y extiende la mano para herirlo. Tiemblan los montes, yacen los cadáveres como estiércol por las calles. Y con todo eso no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.


Atención, ustedes, los que atizan el fuego y encienden teas: vayan a la hoguera de su fuego, de las teas que han encendido. Así los tratará mi mano, yacerán en el tormento.


Y al salir verán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí: su gusano no muere, su fuego no se apaga, y serán el horror de todos los mortales.


He abandonado mi casa y desechado mi heredad, he entregado el amor de mi alma en manos enemigas;


Los arrojaré de esta tierra a un país desconocido de ustedes y de sus padres: allí servirán a dioses extranjeros, día y noche, porque no les haré gracia.


Señor, tú conoces su plan homicida contra mí: no perdones sus culpas, no borres de tu vista sus pecados; caigan derribados ante ti, ejecútalos en el momento de la ira.


¿Era Israel un esclavo o un nacido en esclavitud? Pues ¿cómo se ha vuelto presa de leones


Casa de David, así dice el Señor: Vayan temprano a administrar justicia, libren al oprimido del poder del opresor; si no quieren que mi cólera estalle como fuego y arda inextinguible por sus malas acciones.


Ese Jeconías, ¿es una vasija rota, despreciable, un trasto inútil?, ¿por qué lo expulsan con su estirpe y lo arrojan a un país desconocido?


Cuando te pregunten: '¿Por qué nos ha hecho todo esto el Señor, nuestro Dios?', contestarás: Como me abandonaron, para servir a dioses extranjeros en su país, así servirán a dioses extranjeros en tierra extraña.


Y de todo esto, ¿no tomaré cuentas? -oráculo del Señor- ; de un pueblo semejante, ¿no he de vengarme yo mismo?


Por eso así dice el Señor: Miren, mi ira y cólera se derraman sobre este lugar, sobre hombres y ganados, sobre el árbol silvestre, sobre el fruto del suelo, y arden sin apagarse.


Ustedes, los que pasan por el camino, miren, fíjense: ¿Hay dolor como mi dolor? ¡Cómo me han maltratado! El Señor me ha castigado el día del incendio de su ira.


Nuestra heredad ha pasado a los bárbaros; nuestras casas, a extranjeros;


derramaré mi furor sobre ti, atizaré contra ti el fuego de mi furia y te entregaré en poder de hombres bárbaros artesanos del exterminio.


Traeré a los pueblos más feroces para que se adueñen de sus casas; pondré fin a su terca soberbia y serán profanados sus santuarios.


Que el Señor te entregue ya vencido al enemigo: saldrás contra él por un camino y por siete caminos huirás; serás el espanto de todos los reinos de la tierra;


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