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Jeremías 15:6 - Nueva Biblia Española (1975)

6 Tú me rechazaste, te echaste atrás -oráculo del Señor- , y yo tendí la mano para aniquilarte,

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Biblia Reina Valera 1960

6 Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Tú me has abandonado y me has dado la espalda —dice el Señor—. Por eso, levantaré mi puño para destruirte. Estoy cansado de darte siempre otra oportunidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Tú me has dejado, dice Yavé, tú me has vuelto la espalda. Por eso, ahora extiendo mi mano para destruirte, pues ya me cansé de perdonarte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Tú me rechazaste, te volviste atrás, dice YHVH; Y Yo extendí mi brazo para aniquilarte. Estoy harto de compadecerme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Tú me rechazaste -oráculo de Yahveh-, volviste atrás, y yo alargué mi mano contra ti y te destruí; estoy cansado de compadecerme.

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Jeremías 15:6
28 Tagairtí Cros  

¡Ay gente pecadora, pueblo cargado de culpas, raza de malvados, hijos degenerados! Han abandonado al Señor, despreciado al Santo de Israel.


Entonces el mensaje del Señor les sonará así: 'Ceconcé ceconcé, pecompé pecompé, chicuaquí chicuallí', para que vayan y caigan de espaldas y se destrocen y se enreden y queden atrapados.


Los egipcios son hombres y no dioses, sus caballos son carne y no espíritu. El Señor extenderá su mano: tropezará el protector y caerá el protegido, los dos juntos perecerán,


Entablaré pleito con ellos por todas sus maldades: porque me abandonaron, quemaron incienso a dioses extranjeros y se postraron ante las obras de sus manos.


Los haré chocar unos con otros, padres con hijos -oráculo del Señor- ; ni piedad, ni perdón, ni compasión me impedirán destruirlos'.


porque dos maldades ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados que no retienen el agua.


¿No te ha sucedido todo eso por haber abandonado al Señor, tu Dios?


Tu maldad te escarmienta, tu apostasía te enseña: mira y aprende que es malo y amargo abandonar al Señor, tu Dios, sin sentir miedo -oráculo del Señor- de los ejércitos-.


y me dije: No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre. Pero la sentía dentro como fuego ardiente encerrado en los huesos: hacía esfuerzos por contenerla y no podía.


El Señor ya no podía soportar sus malas acciones, las abominaciones que cometían; por eso se convirtió su tierra en ruina y espanto y maldición, sin habitantes hasta hoy:


pero yo reboso de la ira del Señor y no puedo contenerla. Derrámala en la calle sobre los niños y sobre las pandillas de jóvenes, de golpe, caerán presos marido y mujer, viejos y ancianos,


pasarán a extraños sus casas, sus campos y sus mujeres, cuando extienda la mano contra los habitantes del país -oráculo del Señor- ,


escucha tierra: Yo traigo contra este pueblo una desgracia, resultado de sus planes, porque despreciaron mis palabras, rechazaron mi Ley.


Y tú no intercedas por este pueblo, no supliques a gritos por ellos, no me reces, que no te escucharé.


Pero no escucharon ni prestaron oído, seguían sus planes, la maldad de su corazón obstinado, dándome la espalda y no la cara.


Entonces, ¿por qué este pueblo de Jerusalén ha apostatado irrevocablemente? Se afianza en la rebelión, se niega a convertirse.


Pues quedarán confusos los sabios, se espantarán y caerán prisioneros: rechazaron la palabra del Señor, ¿de qué les servirá su sabiduría?


Y si un profeta, dejándose engañar, pronuncia un oráculo, yo, el Señor, lo dejaré en su engaño; extenderé mi mano contra él y lo eliminaré de mi pueblo, Israel.


por eso extiendo mi mano contra ti: te daré como botín a las naciones, te extirparé de entre los pueblos y te exterminaré de la tierra, te destruiré para que sepas que yo soy el Señor.


Esto dice el Señor: Aquí estoy contra ti, monte Seír, extenderé mi mano contra ti para hacerte desierto desolado.


por sus maquinaciones devorará a mi pueblo, propenso a la apostasía. Aunque invoquen a su Dios, tampoco los levantará.


¿Los libraré del poder del Abismo, los rescataré de la Muerte? ¡Qué plagas las tuyas, oh Muerte, qué pestes las del Abismo!» El consuelo se aparta de mi vista.


Si Israel embiste como vaca brava, ¿va ahora a apacentarlos el Señor como a corderos en la pradera?


Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los vecinos de Jerusalén, extirparé de este lugar lo que queda de Baal y el nombre de sus sacerdotes y su clero,


Pero no hicieron caso, me dieron la espalda rebelándose, se taparon los oídos para no oír.


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