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Génesis 42:22 - Nueva Biblia Española (1975)

22 Intervino Rubén: ¿No les decía yo: 'No pequen contra el muchacho', y no me hicieron caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 «¿No les dije yo que no pecaran contra el muchacho? —preguntó Rubén—. Pero ustedes no me hicieron caso, ¡y ahora tenemos que responder por su sangre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Rubén dijo a los demás: '¿No les decía yo que no le hicieran mal al muchacho? Pero ustedes no me escucharon y ahora estamos pagando por su muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Entonces Rubén les respondió diciendo: ¿Acaso no os hablé diciendo: No pequéis contra el muchacho?° Pero no escuchasteis, y ahora, ciertamente, su sangre nos es demandada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Respondióles Rubén: '¿No os lo advertí yo, cuando os dije que no atentarais contra el niño? Pero vosotros no me escuchasteis, y he aquí que ahora se nos demanda su sangre'.

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Génesis 42:22
19 Tagairtí Cros  

El Señor le replicó: ¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra.


Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete.


José dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre? Sus hermanos se quedaron sin respuesta del espanto.


Al ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.


¡Que el Señor haga recaer su sangre sobre su cabeza por haber matado a dos hombres más honrados y mejores que él, asesinándolos sin que lo supiera mi padre, David: Abner, hijo de Ner, general israelita, y Amasa, hijo de Yéter, general judío!


¡Que la sangre de estos hombres caiga sobre Joab y su descendencia para siempre! ¡Y que la paz del Señor esté siempre con David, con sus descendientes, su casa y su trono!


El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo: ¡Que el Señor juzgue y sentencie!


Toquen para el Señor, que reina en Sión, narren sus hazañas a los pueblos:


Si yo digo al malvado que es reo de muerte y tú no le das la alarma, es decir, no hablas poniendo en guardia al malvado para que cambie su mala conducta y conserve la vida-, entonces el malvado morirá por su culpa y a ti te pediré cuenta de su sangre.


Pero el otro lo reprendió: ¿Ni siquiera tú, sufriendo la misma pena, tienes temor de Dios?


Los indígenas, al ver el animal colgándole de la mano, comentaban: Seguro que este individuo es un asesino; se ha escapado del mar, pero la justicia divina no le consiente vivir.


y muestran que llevan escrito dentro el contenido de la Ley cuando la conciencia aporta su testimonio y dialogan sus pensamientos condenando o aprobando.


El que está destinado al cautiverio, al cautiverio va. Al que tenia que morir a espada, a espada lo mataron'. ¡Aquí de la perseverancia y la fe de los consagrados!


los hombres sufrieron quemaduras por el enorme calor y maldecían el nombre de Dios que dispone de tales plagas, en vez de arrepentirse y darle la razón.


Así, pues, Jonatán habló a su padre, Saúl, en favor de David: ¡Que el rey no ofenda a su siervo David! El no te ha ofendido, y lo que. él hace es en tu provecho;


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