Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Génesis 42:21 - Nueva Biblia Española (1975)

21 Ellos aceptaron, y se decían: Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

21 Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Y hablando entre ellos, dijeron: «Es obvio que estamos pagando por lo que le hicimos hace tiempo a José. Vimos su angustia cuando rogaba por su vida, pero no quisimos escucharlo. Por eso ahora tenemos este problema».

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

21 y ellos comentaban entre sí: 'Verdaderamente estamos pagando lo que hicimos con nuestro hermano, pues a pesar de ver su aflicción y de oír sus súplicas, no le hicimos caso. Por eso ahora ha venido sobre nosotros esta desgracia.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y cada cual decía a su hermano: De cierto somos culpables por nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Se iban diciendo unos a otros: 'En verdad somos culpables por lo de nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos; por esto nos ha sobrevenido esta tribulación'.

Féach an chaibidil Cóip




Génesis 42:21
29 Tagairtí Cros  

Entonces el Copero Mayor dijo al Faraón: Tengo que confesar hoy mi pecado.


Judá le contestó: ¿Qué podemos responder a nuestro señor? ¿Cómo probar nuestra inocencia? Dios ha descubierto la culpa de tus siervos. Esclavos somos de nuestro señor, lo mismo que aquel en cuyo poder se encontró la copa.


José dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre? Sus hermanos se quedaron sin respuesta del espanto.


Al ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.


David dijo a Natán: ¡He pecado contra el Señor! Natán le respondió: El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.


Entonces la mujer dijo a Elías: ¡No quiero nada contigo, profeta! ¿Has venido a mi casa a recordar mis culpas y matarme a mi hijo?


Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite.


El culpable de asesinato corre a la fosa sin que nadie lo sujete.


¿No te ha sucedido todo eso por haber abandonado al Señor, tu Dios?


Tu maldad te escarmienta, tu apostasía te enseña: mira y aprende que es malo y amargo abandonar al Señor, tu Dios, sin sentir miedo -oráculo del Señor- de los ejércitos-.


Por eso así dice el Señor: Ustedes no me obedecieron proclamando cada cual la manumisión para su prójimo y su paisano; pues miren, yo proclamo la manumisión -oráculo del Señor- para la espada y el hambre y la peste, y los haré escarmiento de todos los reyes de la tierra.


tu conducta y tus acciones te lo han traído, ése es tu castigo, el dolor que te hiere el corazón.


Voy a volver a mi puesto, hasta que se sientan reos y acudan a mí y en su aflicción madruguen en busca mía.


Pero si no obran así, pecarán contra el Señor, y sepan que su pecado será castigado.


porque los van a juzgar como juzguen ustedes, y la medida que ustedes usen la usarán con ustedes.


donde su gusano no muere y el fuego no se apaga


porque tengo cinco hermanos: que los prevenga, no sea que acaben también ellos en este lugar de tormento.


Muchos de los que ya creían iban a confesar públicamente sus malas prácticas,


porque el juicio será sin corazón para quien no tuvo corazón


Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, perdona nuestros pecados y, además, nos limpia de toda injusticia.


Adonisedec comentó: Setenta reyes, amputados los pulgares de manos y pies, recogían las migajas que caían de mi mesa. Dios me paga mi merecido. Lo llevaron a Jerusalén y allí murió.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí