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Éxodo 4:5 - Nueva Biblia Española (1975)

5 Para que crean que se te ha aparecido el Señor, Dios de sus padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 —Realiza esta señal —le dijo el Señor—, y ellos creerán que el Señor, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, de veras se te apareció.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Con esto -le dijo Yavé- podrán creer que se te ha aparecido el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y de Jacob.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Esto es para que crean que YHVH, el Dios de tus padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob se te ha aparecido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 'Esto, para que crean que se te ha aparecido Yahveh, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'.

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Éxodo 4:5
27 Tagairtí Cros  

El Señor se apareció a Abrán y le dijo: A tu descendencia le daré esta tierra. El construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido.


Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy Dios Todopoderoso. Procede de acuerdo conmigo y sé honrado,


El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda porque hacía calor.


El Señor se le apareció y le dijo: No bajes a Egipto, quédate en la tierra que te diré;


El Señor estaba en pie en lo alto y dijo: Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra donde estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.


y los bendijo, diciendo: El Dios a quien agradaron mis padres, Abrahán e Isaac, Dios mi pastor desde el nacimiento hasta hoy,


E hizo un esfuerzo y se incorporó en la cama. Jacob dijo a José: Dios Todopoderoso, el que se me apareció en Almendral, en tierra de Canaán, me bendijo


Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró: ¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios del Israel y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya.


De madrugada se pusieron en marcha hacia el desierto de Tecua. Cuando salían, Josafat se detuvo y dijo: Judíos y habitantes de Jerusalén, escúchenme: confíen en el Señor, su Dios, y subsistirán; confíen en sus profetas, y vencerán.


Moisés comunicó al Señor la respuesta, y el Señor le dijo: Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que hablo contigo y te crea en adelante. Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho.


Dios añadió: Esto dirás a los israelitas: El Señor Dios de sus padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a ustedes. Este es mi nombre para siempre: así me llamarán ustedes de generación en generación.


Vete, reúne a las autoridades de Israel y diles: El Señor Dios de sus padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Los tengo presentes y veo cómo los tratan los egipcios.


Ellos te harán caso, y tú, con las autoridades de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le dirán: El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios.


Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: Moisés, Moisés. Respondió él: Aquí estoy.


Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.


Moisés replicó: ¿Y si no me creen ni me hacen caso, y dicen que no se me ha aparecido el Señor?


El pueblo creyó, y al oír que el Señor se ocupaba de los israelitas y se fijaba en su opresión, se inclinaron y se postraron.


El Señor dijo a Moisés: échale mano y agárrala por la cola. Moisés le echó mano, y al agarrarla en el puño se convirtió en un bastón.


(Dentro de cinco o. seis años, Efraín, destruido, dejará de ser pueblo). Si no creen, no subsistirán.


el Señor se le apareció desde lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi lealtad;


y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que lleguen a creer. Ea, vamos a verlo.


Aunque yo sabía que siempre me escuchas; pero lo digo por la gente que está alrededor, para que lleguen a creer que tú me has enviado.


Luego se dirigió a Tomás: Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.


Pero éstas quedan escritas para que lleguen a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengan vida unidos a él.


Pero el testimonio en que yo me apoyo vale más que el de Juan, pues las obras que el Padre me ha encargado llevar a término, ésas obras que estoy haciendo, me acreditan como enviado del Padre;


Contestó Esteban: Padres y hermanos míos, escuchen. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán en Mesopotamia, antes de que fuera a establecerse en Harrán,


suspiraban, por tanto, por una patria mejor, es decir, por la celeste. Y como Dios les había preparado una ciudad, no tiene reparo en que lo llamen su Dios.


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