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Éxodo 15:26 - Nueva Biblia Española (1975)

26 diciéndoles: Si obedecen al Señor, su Dios, haciendo lo que él aprueba, escuchando sus mandatos y cumpliendo sus leyes, no les enviaré las enfermedades que he enviado a los egipcios, porque yo soy el Señor, que té cura.

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Biblia Reina Valera 1960

26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor, quien los sana».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 y le dijo: 'Si de veras escuchas a Yavé, tu Dios, y haces lo que es justo a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y practicando sus normas, no descargaré sobre ti ninguna plaga de las que he descargado sobre los egipcios; porque yo soy Yavé, que te doy la salud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 y dijo: Si oyes diligentemente la voz de YHVH tu Dios, y haces lo recto ante sus ojos, y prestas oído a sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, ninguna dolencia de las que puse sobre Egipto pondré sobre ti, porque Yo soy YHVH tu Sanador.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Y dijo: 'Si escuchas de veras la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos; si prestas oído a sus mandatos y si guardas todas sus leyes, no te enviaré ninguna de las enfermedades con que he afligido a Egipto, porque yo soy Yahveh, el que te sana'.

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Éxodo 15:26
42 Tagairtí Cros  

porque me ha abandonado y ha adorado a Astarté, diosa de los fenicios; a Camós, dios de Moab; a Malcón, dios de los amonitas, y no ha caminado por mis sendas practicando lo que yo apruebo, mis mandatos y preceptos, como su padre, David.


Si obedeces en todo lo que yo te ordene y caminas por mis sendas y practicas lo que yo apruebo, guardando mis mandatos y preceptos, como lo hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te daré una dinastía duradera, como hice con David, y te daré Israel.


Cuando se lo llevaron, fue al manantial, echó allí la sal y dijo: Así dice el Señor: 'Yo saneo esta agua. Ya no saldrá de aquí muerte ni esterilidad'.


Vuelve a decirle a Ezequías, jefe de mi pueblo: Así dice el Señor, Dios de tu padre David: 'He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, voy a curarte: dentro de tres días podrás subir al templo;


Hizo lo que el Señor aprueba. Siguió el camino de su antepasado David, sin desviarse a derecha ni izquierda.


porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano;


El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades;


él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.


'No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero,


A medianoche, el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos de Egipto: desde el primogénito del Faraón que se sienta en el trono hasta el primogénito del preso encerrado en el calabozo, y los primogénitos de los animales.


por tanto, si quieren obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos serán mi propiedad, porque es mía toda la tierra.


Serán un pueblo sagrado, regido por sacerdotes. Esto es lo que has de decir a los israelitas.


Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.


Ustedes sirvan al Señor, su Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Apartaré de ti las enfermedades.


Presten oído, vengan a mí, escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes alianza perpetua, la promesa que aseguré a David:


Yo vi. sus andanzas, pero lo curaré, lo guiaré, lo pagaré con consuelos;


Yo se lo encarecí a sus padres cuando los saqué de Egipto, y hasta hoy he repetido mis encarecimientos: 'Obedézcanme'.


Pero si ustedes me escuchan -oráculo del Señor- y no meten cargas en sábado por las puertas de esta ciudad, sino que santifican el sábado no trabajando en él,


Te devolveré la salud, te curaré las heridas -oráculo del Señor- . Te llamaban La Abandonada, Sión, por quien nadie pregunta.


Yo mismo le traeré restablecimiento y curación, y les revelaré un rebose de paz y de fidelidad.


ésta fue la orden que les di: 'Obedézcanme, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen por el camino que les señalo, y les irá bien'.


¿No queda bálsamo en Galaad, no quedan médicos? Por qué no se cierra la herida de la capital de mi pueblo?


El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia,


Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos, y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba.


Vamos a volver al Señor: él nos despedazó y nos sanará, nos hirió y nos vendará la herida.


Yo soy el Señor, su Dios, que los saqué de Egipto, de la esclavitud, rompí las coyundas de su yugo, los hice caminar erguidos.


Si siguen mi legislación y cumplen mis preceptos poniéndolos por obra,


Moisés suplicó al Señor: Por favor, cúrala.


No la comas, y te irá bien a ti y a tus hijos que te sucedan, por haber hecho lo que le parece bien a Dios.


Pon por obra todo lo que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos que te sucedan perpetuamente, por haber obrado bien, haciendo lo que le parece bien al Señor, tu Dios.


Por haber obedecido al Señor, tu Dios, haber cumplido sus preceptos, que yo te mando hoy, y por haber hecho lo que el Señor, tu Dios, aprueba.


Que el Señor te hiera de viruela, tina y sarna, que no puedas curar.


Si no pones por obra todos los artículos de esta ley, escritos en este Código, temiendo este nombre glorioso y terrible,


él volverá contra ti las epidemias egipcias que te horrorizan y te las pegará,


Pero ahora miren: yo soy yo, y no hay otro fuera de mi; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo curo, y no hay quien libre de mi mano.


Moisés convocó a los israelitas y les dijo: Escucha, Israel, los mandatos y decretos que hoy les predico, para que los aprendan, los guarden y los pongan por obra.


El Señor desviará de ti la enfermedad; no te mandará jamás epidemias malignas, como aquellas de Egipto que conoces, sino que afligirá con ellas a los que te odian.


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