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Ester 3:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Y como se lo decían día tras día sin que les hiciera caso, lo denunciaron a Aman, por ver si a Mardoqueo le valían sus excusas, pues les había dicho que era judío.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Aconteció que hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho; porque ya él les había declarado que era judío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Todos los días le hablaban de lo mismo, pero aun así él se negaba a cumplir la orden. Entonces le informaron a Amán para saber si él toleraría la conducta de Mardoqueo, ya que Mardoqueo les había dicho que era judío.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Todos los días le repetían lo mismo, pero él no les hacía caso. Al final les dijo Mardoqueo que era judío. Lo denunciaron ante Amán para ver si seguía en su actitud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y preguntándole ellos cada día sin que él les prestara atención, ocurrió que lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme a su dicho, por cuanto él les había declarado que era judío.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y como se lo dijeron un día tras otro sin que él les hiciera caso, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantenía en su actitud, pues ya les había indicado que él era judío.

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Ester 3:4
11 Tagairtí Cros  

Ella insistía un día y otro para que se acostara con ella o estuviera con ella, pero él no le hacía caso.


Los que entre ustedes pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén.


Los funcionarios de palacio le preguntaron: ¿Por qué desobedeces la orden del rey?


Aman comprobó que Mardoqueo no le rendía homenaje doblando la rodilla, y se encolerizó.


Pues bien, hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago -a quienes has encomendado el gobierno de la provincia de Babilonia-, que no obedecen la orden real, ni veneran a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has erigido.


Ellos le replicaron: Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni la prohibición que has firmado, sino que tres veces al día reza sus oraciones.


Les contestó: Soy un hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.


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