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Eclesiastés 3:7 - Nueva Biblia Española (1975)

7 tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar;

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Biblia Reina Valera 1960

7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 tiempo para rasgar y tiempo para coser; tiempo para callarse y tiempo para hablar;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Tiempo de romper y tiempo de coser, Tiempo de callar y tiempo de hablar,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Hay tiempo de rasgar y tiempo de coser. Hay tiempo de callar y tiempo de hablar.

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Eclesiastés 3:7
32 Tagairtí Cros  

Entretanto, Rubén volvió al aljibe, y al ver que José no estaba allí, se rasgó las vestiduras;


Jacob rasgó su manto, se ciñó un sayal e hizo luto por su hijo muchos días.


Entonces Judá se acercó y dijo: Permite a tu siervo hablar en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres tú como el Faraón.


¿Cómo puedo yo volver a mi padre sin llevar conmigo al muchacho y contemplar la desgracia que se abatirá sobre mi padre?


Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo.


David ordenó a Joab y a sus acompañantes: Rásguense las vestiduras y cíñanse un sayal y hagan duelo por Abner. El rey David caminaba detrás del féretro.


En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno.


Todos callaron y no respondieron palabra. Tenían consigna del rey de no responder.


Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las, vestiduras, exclamando: ¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue dé librar a un hombre de su enfermedad? Fíjense bien y verán cómo está buscando un pretexto contra mí.


Cuando el rey oyó lo que decía la mujer, se rasgó las vestiduras (pasaba por la muralla y la gente vio que llevaba un sayal pegado al cuerpo),


Porque mi pueblo y yo hemos sido vendidos para el exterminio, la matanza y la destrucción. Si nos hubieran vendido para ser esclavos o esclavas, me habría callado, ya que esa desgracia no supondría daño para el rey.


y se quedaron con él, sentados viendo lo atroz de su sufrimiento.


Guardé silencio resignado, me contuve inútilmente,


tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar;


Ellos callaron y no le respondieron palabra. Tenían consigna del rey de no responder.


Pero ni el rey ni sus ministros se asustaron al oír las palabras del libro ni rasgaron sus vestiduras.


¿Qué hacemos aquí sentados? Reunámonos, entremos en las plazas fuertes, para morir allí; porque el Señor, nuestro Dios, nos deja morir, nos da a beber agua envenenada, porque pecamos contra el Señor.


Que se esté solo y callado cuando la desgracia descarga sobre él;


Rasguen los corazones y no los vestidos; conviértanse al Señor, su Dios, que es compasivo y clemente, paciente y misericordioso, y se arrepiente de las amenazas.


Odien el mal, amen el bien, instalen en el tribunal la justicia; a ver si se apiada el Señor, Dios de los ejércitos, del resto de José.


Aquel día -oráculo del Señor- gemirán las cantoras del templo': '¡Cuántos cadáveres arrojados por todas partes. Chsss!'.


No se fíen del prójimo, no confíen en el amigo, guarda la puerta de tu boca de la que duerme en tus brazos;


Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.


Pedro se fue con ellos. Cuando llegó lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía.


Respondió: Nos anunció que habían aparecido las burras. Pero lo que le había dicho Samuel del asunto del reino no se lo dijo.


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