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Daniel 8:7 - Nueva Biblia Española (1975)

7 Lo vi. llegar junto al carnero, revolverse contra él y herirlo; le rompió los dos cuernos, y el carnero quedó sin fuerza para resistir. Lo derribó en tierra y lo pateó, sin que nadie librara al carnero de su poder.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 El chivo atacó con violencia al carnero y le dio un golpe que le quebró ambos cuernos. El carnero quedó indefenso y el chivo lo derribó y lo pisoteó. Nadie pudo rescatar al carnero del poder del chivo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Vi como embestía al carnero: lo golpeó furiosamente y le quebró ambos cuernos sin que el carnero opusiera resistencia. Lo tiró al suelo, lo pisoteó y nadie pudo librar al carnero de sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y lo vi llegar junto al carnero encendido en cólera, e hirió al carnero y rompió sus dos cuernos, y el carnero no tuvo fuerzas para pararse delante de él. Lo derribó, pues, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librara al carnero de su poder.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Vi que se acercó al carnero enfurecido contra él. Le embistió y le rompió los dos cuernos sin que el carnero tuviera fuerza para resistirle, lo arrojó en tierra, lo pisoteó y no hubo nadie que librara al carnero de aquel ataque.

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Daniel 8:7
8 Tagairtí Cros  

El rey del sur, despechado, saldrá a luchar contra él, pondrá en pie de guerra un gran ejército, el cual caerá en sus manos.


A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada.


Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos.


Creció hasta alcanzar el ejército del cielo, derribó al suelo algunas estrellas de ese ejército y las pisoteó.


Se acercó al carnero de los dos cuernos, que había visto de pie junto al río, y se lanzó contra él furiosamente.


Entonces el macho cabrío hizo alarde de su poder. Pero, al crecer su poderío, se le rompió el cuerno grande y le salieron en su lugar otros cuatro orientados hacia los cuatro puntos cardinales.


Tropezarán unos con otros, como si de espada se tratara, sin que nadie los persiga. No podrán oponer resistencia a sus enemigos.


Los de Ay se volvieron a mirar y vieron que subía de la ciudad una humareda hasta el cielo y que no tenían escapatoria por ninguna parte, pues los que habían huido hacia el páramo se volvieron contra sus perseguidores (porque Josué y los israelitas,


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