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Daniel 5:3 - Nueva Biblia Española (1975)

3 Cuando trajeron los vasos de oro que habían tomado en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Así que trajeron las copas de oro sacadas del templo —la casa de Dios en Jerusalén— y el rey y sus nobles, sus esposas y sus concubinas bebieron en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Trajeron pues los vasos de oro que habían sido robados del Templo de Dios en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían sacado del Santuario de la Casa de Dios que hubo en Jerusalem, y brindaron con ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Le trajeron, pues, los vasos de oro y de plata que habían sido sacados del templo de Dios de Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus magnates, sus mujeres y sus concubinas.

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Daniel 5:3
11 Tagairtí Cros  

Y se llevó a Babilonia todos los objetos del templo, grandes y pequeños, los tesoros del templo, los del rey y los de los magnates.


Y así mi pueblo, inconsciente, va deportado; sus nobles mueren de hambre, y la plebe se abrasa de sed.


Oigan a los fugitivos evadidos de Babilonia que anuncian en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza de su templo.


Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había tomado en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas.


Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Ustedes han alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de la vida y las empresas de ustedes no lo has honrado.


Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.


Ella no comprendía que era yo quien le daba el trigo y el vino y el aceite, y oro y plata en abundancia'.


Después toma aliento y continúa. Su fuerza es su dios.


Ustedes, en cambio, la profanan cuando dicen: 'La mesa del Señor está manchada y su comida no vale la pena'.


Cuando estén diciendo 'hay paz y seguridad', entonces les caerá encima de improviso el exterminio, como los dolores a una mujer encinta, y no podrán escapar.


Por entonces no había rey en Israel. En la serranía de Efraín vivía un levita que tenía una concubina de Belén de Judá.


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