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Cantares 1:6 - Nueva Biblia Española (1975)

6 No se fijen en mi tez oscura, es que el sol me ha bronceado: enfadados conmigo, mis hermanos de madre me pusieron a guardar sus viñas; y mi viña, la mía, no la supe guardar.

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Biblia Reina Valera 1960

6 No reparéis en que soy morena, Porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; Me pusieron a guardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 No me miren así por ser morena; el sol ha bronceado mi piel. Mis hermanos se enojaron conmigo; me obligaron a cuidar de sus viñedos, por eso no pude cuidarme a mí misma, mi propio viñedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 No se fijen en que estoy morena, el sol fue el que me tostó. Los hijos de mi madre, enojados contra mí, me pusieron a cuidar las viñas. Mi viña yo la había descuidado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 No reparéis en que soy muy morena, Porque el sol me ha mirado. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, Me pusieron a guardar las viñas, Y mi viña, que era mía, no la guardé.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 No reparéis si estoy morena, pues el sol me ha bronceado. Mis hermanos se enfadaron conmigo: me pusieron a guardar viñas, y mi viña no he guardado.

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Cantares 1:6
15 Tagairtí Cros  

Mi piel se ennegrece y se me cae, mis huesos se queman de fiebre.


Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre;


También tus hermanos y tu familia te son desleales, también ellos te calumnian a la espalda; no te fíes aunque te digan buenas palabras'


Por la aflicción de la capital ando afligido, sombrío y atenazado de espanto:


ahora están más negros que hollín, no se les reconoce en la calle, sobre los huesos se les arruga la piel, reseca como leña.


porque el hijo deshonra al padre, se levantan la hija contra la madre, la nuera contra la suegra y los enemigos de uno son los de su casa.


Todos los odiarán a ustedes por causa mía; pero quien resista hasta el final se salvará.


Ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Y si al cabeza de familia le han puesto de apodo Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa!


pero, en cuanto salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.


confortando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que tenemos que pasar mucho para entrar en el reino de Dios.


Ahora bien, si entonces el que nació de modo natural perseguía al que nació por el Espíritu, lo mismo ocurre ahora.


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