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2 Corintios 11:9 - Nueva Biblia Española (1975)

9 mientras estuve con ustedes, aunque pasara necesidad, no le saqué el jugo a nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no serles gravoso en nada,

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Cuando estuve con ustedes y no tenía lo suficiente para vivir, no llegué a ser una carga financiera para nadie. Pues los hermanos que llegaron de Macedonia me trajeron todo lo que necesitaba. Nunca he sido una carga para ustedes y jamás lo seré.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Cuando me encontraba entre ustedes y estuve necesitado, no molesté a nadie, sino que los hermanos venidos de Macedonia me dieron lo necesario. Me cuidé de ser un peso para ustedes, y todavía me cuidaré:

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y estando presente con vosotros, cuando tuve necesidad, no fui una carga para nadie, porque los hermanos que fueron de Macedonia° proveyeron lo que me faltaba, y en todo me guardé y me guardaré de seros carga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Pero una vez presente entre vosotros, ni siquiera falto de recursos fui carga para nadie; porque los hermanos procedentes de Macedonia remediaron con abundancia mi escasez. Y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.

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2 Corintios 11:9
16 Tagairtí Cros  

Los gobernadores anteriores gravaban al pueblo, exigiéndole cada día cuatrocientos gramos de plata en concepto de pan y vino, y también sus servidores oprimían a la gente. -Pero yo no obré así por respeto al Señor.


Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa (eran tejedores de lona).


Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías.


No he deseado dinero, oro ni ropa de nadie;


porque Macedonia y Grecia' han decidido dar una muestra de solidaridad a los pobres entre los consagrados de Jerusalén.


Me alegro de la llegada de Esteban, Fortunato y Acaico; ellos han compensado por su ausencia,


al contrario, continuamente damos prueba de que somos servidores de Dios con tanto como aguantamos: luchas, necesidades, angustias,


Porque la prestación de este servicio no sólo cubre las necesidades de los consagrados, sino que redunda además en las muchas gracias que se dan a Dios;


Por otra parte, me considero obligado a mandarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, al que enviaron ustedes para atender a mi necesidad.


no buscamos honores humanos, ni de ustedes ni de otros.


Recuerden si no, hermanos, nuestros sudores y fatigas: trabajando día y noche para no ser una carga para nadie, proclamamos entre ustedes la buena noticia de Dios.


Fueron apedreados, aserrados, quemados, murieron a filo de espada. Andaban errantes, cubiertos de pieles de ovejas o de cabras, pasando necesidad, apuros y malos tratos:


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