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1 Samuel 16:7 - Nueva Biblia Española (1975)

7 Pero el Señor le dijo: No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pero Yavé dijo a Samuel: 'Olvídate de su apariencia y de su gran altura, lo he descartado. Porque Dios no ve las cosas como los hombres: el hombre se fija en las apariencias pero Dios ve el corazón'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero YHVH dijo a Samuel: No mires su aspecto, ni a lo grande de su estatura, porque lo he rechazado, porque° Yo no miro como mira el hombre, porque el hombre mira lo que hay ante sus ojos, pero YHVH mira el corazón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pero Yahveh dijo a Samuel: 'No mires su buena presencia ni su gran estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre no ve más que la apariencia, pero Yahveh ve el corazón'.

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1 Samuel 16:7
34 Tagairtí Cros  

El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda más que en Caín y en su ofrenda. Por lo cual Caín se enfureció y decayó su semblante.


No había en todo Israel hombre más apuesto ni tan admirado como Absalón: de pies a cabeza no tenía un defecto.


escúchalas tú desde el cielo, donde moras, perdona y actúa, paga a cada uno según su conducta; tú que conoces el corazón, porque sólo tú conoces el corazón humano;


¿Qué más puede añadir David en tu honor, si tú conoces a tu siervo?


Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y sírvele de todo corazón, con generosidad de espíritu, que el Señor escruta los corazones y penetra todas las intenciones. Si lo buscas, se dejará encontrar; si lo abandonas, te rechazará definitivamente.


Porque el Señor repasa la tierra entera con sus ojos para fortalecer a los que le son leales de corazón. Has hecho una locura y en adelante vivirás en guerra.


si uno cualquiera, o todo tu pueblo, Israel, ante los remordimientos y el dolor, extiende las manos hacia este templo y te dirige oraciones y súplicas,


¿Tienes ojos de carne o ves como ven los hombres?


Mira atentamente al cielo y fíjate en las nubes, tan altas.


me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos percibes mis pensamientos;


presídela desde lo alto -el Señor es juez de los pueblos-. Júzgame, Señor, según mi rectitud, según mi inocencia, oh Altísimo.


Infierno y Abismo están patentes a Dios, ¡cuánto más el corazón humano!


El hombre piensa que su conducta es limpia, pero es Dios quien pesa los corazones.


Porque digas: 'No me doy cuenta', ¿no lo va a saber el que pesa los corazones? El que vigila tu vida lo sabe y paga al hombre sus acciones.


Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que respeta al Señor merece alabanza.


Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, sondeas las entrañas y el corazón; a ti he encomendado mi causa, que logre desquitarme de ellos.


Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para pagar al hombre su conducta, lo que merecen sus obras.


Señor de los ejércitos, examinador justo que ves las entrañas y el corazón, que yo vea cómo tomas venganza de ellos, pues a ti encomendé mi causa.


Jesús les dijo: Ustedes son los que se las dan de intachables ante la gente, pero Dios los conoce por dentro, y ese encumbrarse entre los hombres le repugna a Dios.


No juzguen superficialmente, den la sentencia justa.


Ustedes dan sentencia según lo humano, yo no doy sentencia contra nadie.


Luego rezaron así: Señor, tú penetras el corazón de todos; muéstranos a cuál de los dos has elegido,


Alguno dice: 'Las cartas, sí, son duras y severas, pero tiene poca presencia y un hablar detestable'.


Se fijan sólo en las apariencias. El que esté convencido de ser de Cristo, que tenga en cuenta también esto: que yo soy tan de Cristo como él.


No hay criatura que escape a su mirada, todo está desnudo y vulnerable a sus ojos, y es a ella a quien habremos de dar cuenta.


Al acercarse a él, piedra viva desechada por los hombres, pero elegida y digna de honor a los ojos de Dios,


sino la personalidad escondida dentro, con el adorno inalterable de un carácter suave y sereno. Esto sí que vale a los ojos de Dios.


Alos hijos que tuvo les daré muerte; así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escruta corazones y mentes y que les voy a pagar a cada uno de ustedes conforme a sus obras.


No multipliquen discursos altivos, no echen por la boca arrogancias, porque el Señor es un Dios que sabe, él es quien pesa las acciones.


Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un joven de buena presencia; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba.


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