Cantares 7 - Biblia Martin Nieto1 Coro: ¡Vuelve, vuelve, sulamita; vuelve, vuelve, para que te miremos! Él: ¿Qué miraréis en la sulamita, en la danza a dos coros? Coro: 2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Como collares las curvas de tus caderas, obra de las manos de un artista. 3 Tu ombligo es un ánfora redonda, donde no falta vino aromático. Tu vientre, un cúmulo de trigo, rodeado de lirios. 4 Tus pechos son como dos crías mellizas de gacela. 5 Tu cuello, una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón junto a las puertas de Bat-Rabín. Tu nariz, como la torre del Líbano, vigía que mira hacia Damasco. 6 Tu cabeza sobre ti como el Carmelo, y la melena de tu cabeza cual la púrpura: un rey en tus rizos está preso. Él: 7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora, oh amor mío, en tus delicias! 8 Tu talle semeja a la palmera; tus pechos, a sus racimos. 9 Me digo: 'Voy a subir a la palmera; tomaré sus racimos. ¡Séanme tus pechos como racimos de uvas, y tu aliento como perfume de manzanas! 10 Tu boca como vino exquisito, que fluye suavemente hacia mi amor, deslizándose entre los labios que se adormecen'. Ella: 11 Yo soy de mi amor y su deseo tiende hacia mí. 12 Ven, amor mío, salgamos a la campiña. Pasaremos la noche en las aldeas, 13 y de mañana iremos a las viñas: veremos si la vid echa sus brotes, si se abren las flores y si florecen los granados. Allí te entregaré yo mis amores. |
Evaristo Martín Nieto©