2 Reyes 9 - Nueva Biblia Española (1975)1 El profeta Elíseo llamó a uno de la comunidad de profetas y le ordeno: Átate el cinturón, toma en la mano esta aceitera y vete a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí; entras, lo haces salir de entre sus camaradas y lo llevas a una habitación aparte. 3 Toma la aceitera y derrámasela sobre la cabeza, diciendo: 'Así dice el Señor: Te unjo rey de Israel'. Luego abres la puerta y escapas sin más. 4 El joven profeta marchó a Ramot de Galaad. 5 Al llegar, encontró a los generales del ejército reunidos, y dijo: Te traigo un mensaje, mi general. Jehú preguntó: ¿Para quién de nosotros? Respondió: Para ti, mi general. 6 Jehú se levantó y entró en la casa. El profeta le derramó el aceite sobre la cabeza y le dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel: Te unjo rey de Israel, el pueblo del Señor. 7 Derrotarás a la dinastía de Ajab, tu señor; en Jezabel vengaré la sangre de mis siervos, los profetas, la sangré de los siervos del Señor; 8 perecerá toda la casa de Ajab; extirparé de Israel a todos los hombres de Ajab: a todo el que mea a la pared, esclavo o libre. 9 Trataré a la casa de Ajab como a la de Jeroboán, hijo de Nabat, y como a la de Basa, hijo de Ajías. 10 Ya Jezabel la comerán los perros en el campo de Yezrael, y nadie le dará sepultura. Luego abrió la puerta y escapó. 11 Jehú salió a reunirse con los oficiales de su señor. Le preguntaron: ¿Buenas noticias? ¿A qué ha venido a verte ese loco? Les respondió: Ya conocen a ese hombre y lo que anda hablando entre dientes. 12 Le dijeron: ¡Cuentos! Explícate. Jehú entonces les dijo: Me ha dicho a la letra: 'Así dice el Señor: Te unjo rey de Israel'. 13 Inmediatamente tomó cada uno su manto y lo echó a los pies de Jehú sobre los escalones. Tocaron la trompa y aclamaron; ¡Jehú es rey! 14 Entonces Jehú, hijo de Josafat, mijo de Nimsí, organizó una conspiración contra Jorán de esta manera: Jorán estaba con todo el ejército israelita, 15 defendiendo Ramot de Galaad contra Jazael, rey de Siria; 16 pero sé había vuelto a Yezrael para curarse las heridas recibidas de los sirios en la guerra contra Jazael de Siria. Jehú dijo: Si les parece bien, que no salga nadie de la ciudad a llevar la noticia a Yezrael: 'Montó y marchó a Yezrael, donde estaba Jorán en cama. Ocozías de Judá había ido a hacerle una visita. 17 El vigía, en pie sobre la torre de Yezrael, vio al grupo de Jehú, que se acercaba, y dijo: Veo un tropel de gente. Jorán ordenó: Toma un jinete y mándalo al encuentro a preguntarles si traen buenas noticias. 18 El jinete salió a su encuentro, y dijo: El rey pregunta si traen buenas noticias. Jehú contesto: ¿Qué te importan las buenas noticias? ¡Ponte ahí detrás! El centinela anunció: El mensajero ha llegado a donde ellos y no vuelve. 19 El rey mandó entonces otro jinete, que al llegar a ellos dijo: El rey pregunta si traen buenas noticias. Jehú contestó: ¿no te importan las buenas noticias? ¡Ponte ahí detrás! 20 El centinela anunció: Ha llegado a donde ellos y no vuelve. Y la forma de guiar es la de Jehú, hijo de Nimsí, porque guía a lo loco. 21 Jorán ordenó: ¡Engancha! Engancharon el carro, y Jorán de Israel y Ocozías de Judá salieron, cada uno en su carro, al encuentro de Jehú. Lo alcanzaron junto a la heredad de Nabot, el de Yezrael, 22 y Jorán, al verlo, pregunto: ¿Buenas noticias, Jehú? Jehú respondió: ¿Cómo va a haber buenas noticias mientras Jezabel, tu madre, siga con sus ídolos y brujerías? 23 Jorán volvió grupas para escapar, diciendo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías! 24 Pero Jehú ya había tensado el arco, y asaeteó a Jorán por la espalda. La flecha le atravesó el corazón, y Jorán se dobló sobre el carro. 25 Jehú ordenó a su asistente, Bidcar: Agárralo y tíralo a la heredad de Nabot, el de Yezrael; porque recuerda que cuando tú y yo cabalgábamos juntos siguiendo a su padre, Ajab, el Señor pronunció contra él este oráculo: 26 'Ayer vi. la sangre de Nabot y de sus hijos, -oráculo del Señor-. Juro que en la misma heredad te daré tu merecido, -oráculo del Señor-'. Así que agárralo y tíralo a la heredad de Nabot, como dijo el Señor. 27 Al ver esto, Ocozías de Judá tiró por el camino de Casalhuerto. Pero Jehú lo persiguió, diciendo: ¡También a él! Lo hirieron en su carro, por la cuesta de Gur, cerca de Tibian. Pero logró huir a Meguido y allí murió. 28 Sus siervos lo llevaron en un carro a Jerusalén, y lo enterraron en la sepultura familiar, en la ciudad de David; 29 había subido al trono de Judá el año once de Jorán, hijo de Ajab. 30 Jehú llegó a Yezrael. Jezabel, que se había enterado, se sombreó los ojos, se arregló el pelo y se asomó al balcón. 31 Y cuando Jehú entraba por la puerta, Jezabel le dijo: ¿Qué tal, Zimri, asesino de su señor? 32 Jehú levantó la vista al balcón y preguntó: ¿Quién se pone de mi parte? ¿Quién? Se asomaron dos o tres eunucos, 33 y Jehú ordenó: ¡Abajo con ella! La tiraron; su sangre salpicó la pared y a los caballos, que la pisotearon. 34 Jehú entró, comió y bebió, y luego dijo: Háganse cargo de esa maldita y entiérrenla, que, al fin y al cabo, es hija de rey. 35 Pero cuando fueron a enterrarla, sólo encontraron la calavera, los pies y las manos. 36 Volvieron a informarle, y Jehú comentó: Se cumple la palabra que dijo Dios a su siervo Elías, el tesbita: 'En el campo de Yezrael comerán los perros la carne de Jezabel; 37 su cadáver será como estiércol en el campo, y nadie podrá decir: ésa es Jezabel'. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.