“Miren mi siervo a quien escogí, mi amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre Él, y anunciará el juicio a las naciones.
Lucas 23:35 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Y el pueblo contemplaba la ejecución, también estaban los líderes del pueblo burlándose y decían: – A otros salvó, ¡si realmente eres el Mesías, el escogido de Dios, pues sálvate a ti mismo! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido». Biblia Católica (Latinoamericana) La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: 'Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido. La Biblia Textual 3a Edicion Y el pueblo estaba observando; y también los magistrados se burlaban, diciendo: Salvó a otros; sálvese a sí mismo, si éste es el Ungido de Dios, el Escogido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El pueblo estaba allí mirando. Los jefes se mofaban de él, diciendo: 'Ha salvado a otros; pues que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el pueblo estaba mirando; y también los príncipes con ellos se burlaban de Él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si Él es el Cristo, el escogido de Dios. |
“Miren mi siervo a quien escogí, mi amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre Él, y anunciará el juicio a las naciones.
Y hubo una voz del cielo que decía: “Este es mi hijo amado, en quien mi alma está muy complacida”.
Los fariseos escucharon estas palabras, pero como eran amantes de las riquezas y avaros, se burlaban de Jesús.
Y uno de los delincuentes que estaba crucificado a su lado, lo insultaba diciendo: – ¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
Acercándose íntimamente a Cristo, que es piedra viva desechada por los hombres, pero ante Dios, Cristo es la piedra escogida y la más hermosa.