Ese mismo día los siervos de Isaac vinieron y le dijeron: ―¡Encontramos agua en el pozo que estábamos abriendo!
Proverbios 13:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El perezoso desea mucho pero obtiene poco; el que trabaja obtendrá todo lo que desea. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada. Biblia Nueva Traducción Viviente Los perezosos ambicionan mucho y obtienen poco, pero los que trabajan con esmero prosperarán. Biblia Católica (Latinoamericana) Si uno se queda en el deseo, no pasa nada: son los activos los que engordan. La Biblia Textual 3a Edicion El alma del perezoso desea, y nada alcanza, Pero el alma del diligente será gratificada. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El perezoso ambiciona, pero su deseo es vano; el deseo de los diligentes se ve cumplido. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será engordada. |
Ese mismo día los siervos de Isaac vinieron y le dijeron: ―¡Encontramos agua en el pozo que estábamos abriendo!
Los perezosos empobrecen pronto; los que trabajan mucho enriquecen pronto.
El que es generoso, prospera; el que da a otros, a sí mismo se enriquece.
El que trabaja su tierra tendrá abundante comida, pero el que vive soñando no es inteligente.
Trabaja con empeño y gobernarás; sé perezoso y otro a ti te gobernará.
El perezoso ni siquiera cocina el animal que caza, pero el diligente ya posee una gran riqueza.
El que cuida sus palabras, cuida su vida; el que descuida sus palabras provoca su propia ruina.
El hombre justo detesta la mentira, pero el malvado trae deshonra y vergüenza.
El perezoso no labra la tierra en otoño, en tiempo de cosecha buscará y no hallará.
La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar;
Los planes hechos con cuidado traen prosperidad; los planes hechos de prisa traen ruina.
Pasé junto al campo del perezoso, junto a la viña del que no tiene sentido común.
Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y su cerca de piedras estaba derrumbada.
El perezoso para no trabajar pone excusas, dice: «Hay un león allá afuera que anda suelto».
La codicia provoca peleas; la confianza en el Señor lleva a la prosperidad.
¡Aprende de las hormigas, perezoso! Fíjate en lo que hacen, y sigue su ejemplo.
¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa!
Pero yo le dije: «Ya me desvestí. ¿Me visto otra vez? Ya me lavé los pies; ¿me los vuelvo a ensuciar?».
Yo, el Señor, los guiaré de continuo, y les daré de comer en el desierto y siempre tendrán fuerzas. Serán como huerto bien regado, como manantial que fluye sin cesar.
Son numerosos como el polvo, no se pueden contar. ¡Quién pudiera morir tan feliz como un israelita! ¡Oh, si yo pudiera terminar mi vida como termina la de ellos!».
No trabajen por la comida que se acaba. Trabajen más bien por la comida que permanece y da vida eterna, que es la comida que el Hijo del hombre les dará. Sobre él ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Pero anhelamos que cada uno siga con el mismo entusiasmo hasta el fin, para que puedan obtener lo que esperan.
A su regreso le dijeron a Josué: «Es una ciudad pequeña y bastará con dos o tres mil hombres para destruirla; no es necesario que vayamos todos nosotros a tomarla».