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Números 22:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―He pecado —confesó Balán—. No me di cuenta que estabas allí. Regresaré a casa si no quieres que siga adelante.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Balaam le confesó al ángel del Señor: —He pecado. No comprendí que tú estabas parado en el camino para impedirme el paso. Volveré a casa si te opones a mi viaje.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Balaam le dijo al ángel de Yavé: 'A lo mejor pequé, pero no sabía que tú estabas impidiéndome el paso. Si esto no te gusta, me vuelvo a mi casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces Balaam dijo al ángel de YHVH: He pecado, porque no sabía que Tú te colocabas en el camino para salir a mi encuentro. Pero ahora, si es malo delante de tus ojos, me volveré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijo Balaán al ángel de Yahveh: 'He pecado; no sabía que tú estabas ante mí en el camino. Pero ahora mismo, si el viaje te desagrada, me volveré'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces Balaam dijo al Ángel de Jehová: He pecado, pues no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.

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Números 22:34
16 Tagairtí Cros  

―He pecado contra el Señor —contestó David a Natán. Natán le respondió: ―Sí, pero el Señor ya te ha perdonado; así que no morirás por este pecado.


Y Dios también estaba disgustado con el censo, y por este motivo castigó a Israel.


Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, se arrepentían y volvían a Dios.


El faraón mandó a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Ahora reconozco mi falta. Yo y mi pueblo hemos actuado mal.


porque el Señor verá lo que pasa y no le agradará, y apartará su enojo de él.


El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del campamento.


A la mañana siguiente los israelitas se levantaron muy temprano y comenzaron a avanzar hacia la Tierra prometida. ―Comprendemos que hemos pecado —dijeron—, pero ahora estamos dispuestos a entrar en la tierra que el Señor nos ha prometido.


―No lo hagas —le dijo el Señor—. No debes maldecirlos, porque ellos tienen mi bendición.


Tres veces la burra me vio y se apartó de mí. Si no hubiera sido por ella ciertamente ya te habría dado muerte, y ella habría salido con vida.


―He pecado —reconoció finalmente Saúl—. Sí, he desobedecido tus instrucciones y el mandamiento del Señor. Le tuve miedo al pueblo y les dejé hacer lo que quisieron.


―He pecado —insistió Saúl—. Pero, por lo menos, hónrame delante de los jefes y delante del pueblo yendo conmigo a adorar al Señor tu Dios.


Tú eres mejor que yo, porque me has pagado bien por mal.


―He hecho mal —exclamó Saúl—. Regresa, hijo mío, y no trataré más de dañarte. Tú me has perdonado la vida hoy. He sido un necio y he actuado mal, muy mal.