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1 Samuel 26:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 ―He hecho mal —exclamó Saúl—. Regresa, hijo mío, y no trataré más de dañarte. Tú me has perdonado la vida hoy. He sido un necio y he actuado mal, muy mal.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entonces Saúl confesó: —He pecado. Hijo mío, vuelve a casa, y ya no trataré de hacerte daño, porque hoy has valorado mi vida. He sido un tonto, y he estado muy, pero muy equivocado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Saúl le respondió: '¡Pequé! Vuelve, hijo mío David, ya no te haré mal. ¡Tú me respetaste hoy la vida, y yo me he comportado como un tonto, he cometido un gran pecado!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Entonces dijo Saúl: ¡He pecado! Regresa, hijo mío David, que ya no te haré ningún mal, puesto que hoy mi vida ha sido de estima ante tus ojos. He aquí he actuado neciamente, y errado en gran manera.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Respondió Saúl: 'He pecado. Vuélvete, hijo mío, David, pues no te volveré a hacer mal, ya que mi vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. He obrado como un insensato y me he engañado por completo'.

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1 Samuel 26:21
16 Tagairtí Cros  

Una vez más, el rey envió cincuenta hombres, pero esta vez el oficial se puso de rodillas ante Elías, y le rogó: ―Varón de Dios, perdona mi vida y la vida de estos tus cincuenta siervos.


Yo sé que los otros dos oficiales y sus soldados, que vinieron antes de nosotros, murieron quemados por el fuego que cayó del cielo. Por eso, te pido que nos perdones la vida.


Sus amados son muy preciosos para él; le causa tristeza cuando ellos mueren.


Tal salvación no se da fácilmente, pues nadie puede pagar suficiente,


Los salvará de la opresión y la violencia; porque sus vidas son muy valiosas para él.


El faraón mandó a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Ahora reconozco mi falta. Yo y mi pueblo hemos actuado mal.


―He pecado —confesó Balán—. No me di cuenta que estabas allí. Regresaré a casa si no quieres que siga adelante.


―He pecado entregando a un inocente —declaró. ―Y a nosotros ¿qué nos importa? —le respondieron.


―Has actuado locamente —exclamó Samuel—. Has desobedecido el mandamiento del Señor tu Dios. Él quería hacer de ti y de tus descendientes reyes de Israel para siempre,


―He pecado —reconoció finalmente Saúl—. Sí, he desobedecido tus instrucciones y el mandamiento del Señor. Le tuve miedo al pueblo y les dejé hacer lo que quisieron.


―He pecado —insistió Saúl—. Pero, por lo menos, hónrame delante de los jefes y delante del pueblo yendo conmigo a adorar al Señor tu Dios.


Cada vez que el ejército filisteo atacaba, David tenía triunfos más resonantes que todo el resto de los soldados de Saúl. Por tanto, el nombre de David se hizo muy famoso.


Tú eres mejor que yo, porque me has pagado bien por mal.


―Aquí está tu lanza, señor —contestó David—. Que venga uno de tus hombres a buscarla.


Ahora, que el Señor salve mi vida, así como yo he salvado la tuya hoy. Que él me salve de toda aflicción.


Pronto supo Saúl que David había huido a Gat, y dejó de perseguirlo.


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