El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
Mateo 9:37 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 «¡Es tan grande la mies y hay tan pocos obreros!» —les dijo a los discípulos—. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Biblia Nueva Traducción Viviente A sus discípulos les dijo: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Biblia Católica (Latinoamericana) Y dijo a sus discípulos: 'La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces dijo a sus discípulos: 'La mies es mucha y los obreros pocos; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. |
El Señor anuncia victoria, y millares de mujeres proclaman las buenas nuevas.
»El reino de los cielos es también semejante al dueño de una finca que sale por la mañana a contratar obreros para recoger la cosecha.
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.
Les dijo: «La cosecha es mucha y son muy pocos los obreros. Por eso, pídanle al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo.
Y también que en su nombre, comenzando en Jerusalén, se predicará a todas las naciones que hay perdón de pecados para el que se arrepiente.
Aquella noche, Pablo tuvo una visión. En el sueño vio a un varón de Macedonia que le suplicaba: «Ven y ayúdanos».
Nadie podrá hacerte daño, porque yo estoy a tu lado. En esta ciudad hay un buen grupo de personas que me pertenecen.
No somos más que colaboradores de Dios. Ustedes son el huerto de Dios, son el edificio de Dios.
Jesús, al que le dicen el Justo también los saluda. Estos son los únicos judíos cristianos que trabajan conmigo por el reino de Dios y ¡de cuánto consuelo me han sido!
Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados.
Ustedes no pagaron el salario a los obreros que les trabajaron sus campos, y ese hecho grita contra ustedes. El grito de protesta de esos trabajadores lo ha escuchado el Señor Todopoderoso.