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Lucas 9:47 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Jesús sabía lo que ellos pensaban, así que tomó a un niño y lo puso junto a él.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero Jesús conocía lo que ellos pensaban, así que trajo a un niño y lo puso a su lado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús, que conocía sus pensamientos, tomó a un niño, lo puso a su lado

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Jesús, que conocía el razonamiento del corazón de ellos, tomó a un niño y lo puso junto a sí mismo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jesús, penetrando los pensamientos de su corazón, tomó a un niño, lo puso junto a sí

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño, y lo puso junto a sí,

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Lucas 9:47
17 Tagairtí Cros  

Sabes si me siento o me levantó. Cuando estoy lejos, conoces cada uno de mis pensamientos.


Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.


Sólo el Señor lo conoce, porque el examina con cuidado todos los corazones y examina los más ocultos móviles de las personas para poder dar a cada cual su recompensa según sus hechos, según como haya vivido.


Pero Jesús, que lo sabía, se alejó de allí seguido por mucha gente. Y él sanaba a todos los enfermos,


Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: ―¿A qué vienen esos malos pensamientos?


Pero Jesús sabía lo que estaban pensando y les dijo: ―¿Por qué piensan así?


»Ya nos damos cuenta de que sabes todas las cosas, y que no hay necesidad de que nadie te haga preguntas. Por eso creemos que saliste de Dios».


No necesitaba que nadie le dijera nada acerca de los demás, porque él conocía los pensamientos del ser humano.


Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se puso triste de que Jesús le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?». Entonces le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: ―Cuida de mis ovejas.


Amados hermanos, no sean niños en cuanto a la comprensión de estas cosas. Sean niños en lo que a malicia se refiere, pero maduros en asuntos como estos.


Nada de lo que él ha creado puede esconderse de aquel a quien tendremos que rendir cuentas de nuestros hechos.


Y a los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo escudriño la mente y el corazón y que a cada uno le doy su merecido.