Lucas 8:48 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Le dijo Jesús: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz. Biblia Nueva Traducción Viviente «Hija —le dijo Jesús—, tu fe te ha sanado. Ve en paz». Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús le dijo: 'Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz. La Biblia Textual 3a Edicion Él entonces le dijo: Ve en paz hija, tu fe te ha salvado.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él le dijo: 'Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Él le dijo: Hija, ten buen ánimo; tu fe te ha salvado; ve en paz. |
Moisés volvió a casa y habló de esto con Jetro, su suegro. ―Con tu permiso —le dijo Moisés—, iré a Egipto para ver cómo están mis hermanos. Ni siquiera sé si viven aún. ―Ve con mi bendición —contestó Jetro.
no romperá la caña que ya está quebrada, ni acabará de apagar el pabilo humeante, hasta que haga triunfar la justicia.
Entonces Jesús le dijo al soldado: ―Vete; lo que creíste ya se ha cumplido. Y el criado se sanó en aquella misma hora.
Varios hombres le trajeron a un paralítico tendido en un camastro. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: ―¡Ten ánimo, hijo! ¡Te perdono tus pecados!
Jesús se volvió y le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila. Y la mujer sanó en aquel mismo momento.
Jesús le dijo: ―Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz, que ya no estás enferma.
Jesús también le dijo a la mujer: ―Tu fe te ha salvado; vete tranquila.
La mujer, al verse descubierta, fue temblando y se arrojó a los pies de Jesús. Y allí, frente a toda la gente, le contó por qué lo había tocado y cómo en ese mismo momento había quedado sana.
Ese hombre estaba muy atento a la predicación de Pablo. Este, al notarlo, comprendió que aquel hombre tenía suficiente fe para obtener su sanidad.
y seré un Padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso».
pues la buena noticia nos ha sido anunciada de la misma manera que les fue anunciada a ellos. Pero no les fue de ningún provecho, porque no la creyeron.
―En ese caso —dijo Elí—, alégrate, y que el Dios de Israel conceda tu petición, cualquiera que sea.