Pero, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que se nos permita darte cosas? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y sólo te damos lo que ya es tuyo!
Lucas 8:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 También estaban Juana, que era esposa de Cuza, el administrador de Herodes, Susana y muchas otras que los ayudaban con lo que tenían. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes. Biblia Nueva Traducción Viviente Juana, la esposa de Chuza, administrador de Herodes; Susana; y muchas otras que contribuían con sus propios recursos al sostén de Jesús y sus discípulos. Biblia Católica (Latinoamericana) Juana, mujer de un administrador de Herodes, llamado Cuza; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos. La Biblia Textual 3a Edicion y Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y otras muchas que los° servían con sus bienes.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Juana, la mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que les ayudaban con sus propios bienes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y Juana, esposa de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes. |
Pero, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que se nos permita darte cosas? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y sólo te damos lo que ya es tuyo!
Sin embargo ¡día lejano vendrá en que sus negocios rendirán fruto para el Señor! No estarán atesorados, sino que entonces se emplearán para obtener buen alimento y fina ropa para los sacerdotes del Señor.
Cuando la fama de Jesús llegó a oídos del rey Herodes Antipas, que gobernaba la región,
Este Herodes era el que había prendido a Juan y lo había encadenado en la cárcel por exigencias de Herodías, que había sido esposa de su hermano Felipe.
Sucedió entonces que durante la celebración del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó para el rey, y a este le agradó tanto
Entonces entraron en la casa, y al ver al niño con María, su madre, se postraron ante él para adorarlo. Luego abrieron sus alforjas y le ofrecieron como tributo oro, incienso y mirra.
»Por la noche, el pagador fue llamando a cada uno de los obreros para pagarles, comenzando por los últimos que habían contratado.
»Yo, el Rey, les responderé: “Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”.
Entre ustedes siempre habrá pobres, pero yo no estaré siempre con ustedes.
Varias de las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea y le servían estaban no muy lejos de la cruz.
Las mujeres que contaron estas cosas eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las demás que las acompañaban.
Dijo esto, no porque le importaran los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella.
En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros Bernabé, Simeón el Negro, Lucio de Cirene, Manaén (hermano de crianza del tetrarca Herodes) y Saulo.
Ustedes ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo; aunque era rico, se hizo pobre por amor a ustedes, para que mediante su pobreza se enriquecieran ustedes.
Todos los que son del pueblo santo de Dios les mandan saludos, especialmente los de la casa del emperador.
Tiene que haberse labrado una sana reputación por sus buenas obras, como por ejemplo, haber educado bien a sus hijos, haber sido hospitalaria, haber lavado los pies de los que son del pueblo santo, haber brindado ayuda a los que sufren y haber sido bondadosa en todo.