¡Bendito por los siglos de los siglos sea el Señor, el Dios de Israel! ¡Diga todo el pueblo: «¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!».
Lucas 2:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Los pastores regresaron dando la gloria a Dios y alabándolo por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como se les había dicho. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. Biblia Nueva Traducción Viviente Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho. Biblia Católica (Latinoamericana) Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado. La Biblia Textual 3a Edicion Y los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como se les había anunciado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. |
¡Bendito por los siglos de los siglos sea el Señor, el Dios de Israel! ¡Diga todo el pueblo: «¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!».
¡Que den gracias al Señor por su gran amor, y por sus maravillosas obras que ha hecho para su bien!
¡Que den gracias al Señor por su gran amor, y por las maravillosas obras que ha hecho para su bien!
¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillosas obras que ha hecho para su bien!
Los mansos rebosarán nuevo júbilo procedente del Señor y los pobres se gozarán en el Santo de Israel.
Un escalofrío de temor sacudió a la multitud ante aquel milagro, y todos alababan a Dios por haberles dado tanto poder a los seres humanos.
Predicaba de esta manera: «Pronto vendrá alguien más poderoso que yo, y ni siquiera soy digno de agacharme ante él para desatar la correa de sus sandalias.
En ese mismo instante el ciego recobró la vista. Se fue siguiendo a Jesús y alabando a Dios. Y toda la gente que vio esto también alababa a Dios.
Aquellas palabras bastaron para acallar las objeciones, y alabaron a Dios. ―Sí —exclamaban—, Dios ha concedido también a los gentiles el volverse a él para recibir la vida.