Lucas 15:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Tenía tanta hambre, que le daban ganas de llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos; pero nadie se la daba. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Biblia Nueva Traducción Viviente El joven llegó a tener tanta hambre que hasta las algarrobas con las que alimentaba a los cerdos le parecían buenas para comer, pero nadie le dio nada. Biblia Católica (Latinoamericana) Hubiera deseado llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero nadie le daba algo. La Biblia Textual 3a Edicion Y ansiaba saciarse° con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y ansiaba llenar su estómago siquiera de las algarrobas que comían los puercos, pues nadie le daba nada. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie le daba. |
Mira a mi derecha y ve: nadie me tiende la mano. Nadie me ayuda; a nadie le interesa lo que me pase.
Vi lo necio e ignorante que era; a ti, Dios, debo de parecerte una bestia.
El pobre necio engañado come cenizas. Confía en lo que jamás podrá darle ayuda alguna y, sin embargo, no logra preguntarse: «¿Será acaso falso esto, este ídolo que tengo en la mano?».
¿Por qué gastar su dinero en alimento que no nutre? ¿Por qué pagar por víveres que no aprovechan? Escuchen y les diré dónde obtener buen alimento que fortalece el alma.
Pero ustedes, ¡vengan acá, hijos de brujas, descendientes de adúlteros y prostitutas!
Los que antes comían las comidas más costosas están ahora mendigando por las calles por cualquier cosa que puedan llevarse a la boca. Los que vivían con todo lujo en sus palacios, ahora revuelven los basureros en busca de comida.
»Efraín pone su confianza en lo que no sirve y tiene su esperanza en el país del este, pues hace alianzas con Asiria y envía regalos a Egipto para que le ayuden, pero será inútil. Sin cesar aumenta sus mentiras y sus actos de violencia».
»No le den lo que es santo a los perros, ni echen perlas delante de los puercos; porque son capaces de pisotearlas y luego dar media vuelta y atacarlos a ustedes.
Entonces fue y consiguió trabajo con un ciudadano del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.
Un día, se puso a pensar: “En la casa de mi padre, los jornaleros tienen comida en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre.