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Lucas 11:54 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Lo que hacían era ponerle trampas para que dijera algo por lo que pudieran acusarlo.

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Querían tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Le pedían su parecer sobre un montón de cosas y le ponían trampas para sorprenderlo en alguna de sus respuestas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

tendiéndole lazos para cazar algo de su boca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

tendiéndole trampas para cazarlo en alguna palabra salida de su boca.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.

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Lucas 11:54
12 Tagairtí Cros  

Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó su ropa, y dijo: «¡Este hombre me manda a un leproso para que lo sane! ¿Acaso soy Dios, para matar y dar la vida? ¡Ese rey solo está buscando un pretexto para invadirnos nuevamente!».


Los fariseos se reunieron para tramar la manera de enredar a Jesús en sus propias palabras y hacerle decir algo que lo comprometiera.


Jesús, que sabía lo que se traían entre manos, les dijo: ―¡Hipócritas! ¿A quién se creen que están tratando de engañar con preguntas como esas? Enséñenme una moneda. Y ellos le mostraron una moneda romana de plata.


y se les ocurrió una nueva idea. Uno de ellos, abogado, preguntó a Jesús:


Enviaron luego a algunos de los fariseos y de los herodianos para hacer caer a Jesús en una trampa con sus mismas palabras.


Como era el día de reposo, quienes querían acusar a Jesús lo vigilaban para ver si se atrevería a curar al enfermo.


Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a acosarlo con preguntas.


Entonces enviaron espías que se hacían pasar por gente honrada para vigilarlo. Querían atrapar a Jesús cuando dijera algo que les diera la oportunidad de entregarlo al gobernador romano.


Y así no encontraron oportunidad para atraparlo en nada de lo que él decía frente a la gente. Por eso, sorprendidos de su respuesta, se callaron.


No les haga caso. En el camino habrá más de cuarenta hombres escondidos que lo estarán esperando. Ellos han jurado que no comerán ni beberán hasta que lo hayan matado, y que les caerá una maldición si no lo hacen. Ya están listos, sólo esperan que usted les conceda lo que le piden.