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Jueces 16:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Cómo no —respondió Sansón—. Si me atan con siete mimbres verdes, quedaré tan débil como cualquiera.

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Biblia Reina Valera 1960

Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sansón respondió: —Si me ataran con siete cuerdas de arco que sean nuevas y que aún no se hayan secado, me volvería tan débil como cualquier otro hombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Sansón le dijo: 'Si me ataran con siete cuerdas nuevas que todavía no estén secas, perdería mi fuerza y sería como un hombre cualquiera'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Sansón le respondió: Si me atan con siete tendones° frescos que aún no estén secos, entonces me debilitaré y llegaré a ser como cualquier otro hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le dijo Sansón: 'Si me ataran con siete cuerdas de arco frescas y todavía húmedas, quedaría sin fuerza y sería como un hombre cualquiera'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Sansón le respondió: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén secos, entonces me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres.

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Jueces 16:7
12 Tagairtí Cros  

Los labios que dicen la verdad permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un momento.


No es de esperarse que el rebelde diga la verdad ni que los reyes digan mentiras.


Si así fuera, podríamos llegar a esta conclusión: «Hagamos el mal para que nos vaya bien». Los que dicen tales cosas tienen bien merecida la condenación. ¡Y hay quién se atreve a decir que esto es lo que yo enseño!


No se engañen a sí mismos; nadie puede engañar a Dios; uno siempre recogerá lo que haya sembrado.


No se mientan unos a otros, ahora que ya murieron a aquella antigua vida llena de vicios.


Dalila le dijo: ―Te estás burlando de mí. Me has mentido. Dime, ¿cómo se te puede vencer?


Entonces Dalila rogó a Sansón que le dijera su secreto. ―Sansón, dime por qué eres tan fuerte —le rogaba—. No creo que nadie sea capaz de capturarte.


Los jefes filisteos buscaron siete mimbres verdes y, mientras dormía, ella lo ató.


Algunos de los hombres estaban escondidos en la pieza contigua, de modo que tan pronto como ella lo hubo atado, exclamó: ―¡Sansón, los filisteos están aquí! Pero él reventó los mimbres verdes como si hubieran sido hilo de algodón y no fue descubierto su secreto.


―¿Por qué me has engañado y has dejado escapar a mi enemigo? —le preguntó Saúl a Mical. ―Tuve que hacerlo —contestó Mical—. Él amenazó con matarme si no le ayudaba.


―¿A quiénes atacaron hoy? —preguntaba Aquis. Y David respondía: ―Atacamos el sur de Judá y el sur de Jeramel y el sur de los ceneos.