El rey Salomón, además de la princesa egipcia, tuvo muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas.
Jueces 16:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Algún tiempo después se enamoró de una joven llamada Dalila, del valle de Sorec. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. Biblia Nueva Traducción Viviente Tiempo después, Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec. Biblia Católica (Latinoamericana) Después de eso se juntó con una mujer del valle de Sorec que se llamaba Dalila. La Biblia Textual 3a Edicion Después de esto sucedió que se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después de esto, se enamoró de una mujer del valle de Sorec llamada Dalila. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. |
El rey Salomón, además de la princesa egipcia, tuvo muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas.
Y les dije: «¿No fue este exactamente el pecado de Salomón? No hubo rey que se pudiera comparar con él, y Dios lo amó y lo hizo rey sobre todo Israel. Pero aun así fue llevado a la idolatría por sus mujeres extranjeras que tenían dioses distintos al nuestro.
La boca de la mujer adúltera es como un pozo profundo; en él caerán los que han hecho enfurecer al Señor.
Porque pozo profundo es la prostituta, y fosa angosta la mujer adúltera.
Aunque al necio lo muelas y lo vuelvas a moler y lo reduzcas a polvo como al grano, no le quitarás lo necio.
De aquí aprendemos una gran lección: que no debemos desear lo malo como ellos lo desearon.
Sansón estuvo acostado con la prostituta hasta la media noche, y entonces se dirigió a las puertas de la ciudad, las arrancó con sus dos postes, las cargó sobre sus hombros y se las llevó hasta la cumbre de la montaña que está frente a Hebrón.
Los cinco jefes de los filisteos fueron a hablar con ella y le pidieron que tratara de descubrir qué era lo que hacía que Sansón tuviera tanta fuerza, a fin de saber cómo vencerlo y encadenarlo. «Cada uno de nosotros te dará mil cien monedas de plata si lo haces» —le prometieron.