Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Jueces 13:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Pero la esposa le dijo: ―Si el Señor quisiera matarnos, no habría aceptado nuestro holocausto y no se habría presentado, ni nos habría dicho las cosas maravillosas que nos ha dicho y no habría hecho estos milagros.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero su esposa dijo: —Si el Señor hubiera querido matarnos, no habría aceptado nuestra ofrenda quemada ni nuestra ofrenda de grano. No se nos hubiera aparecido, ni habría dicho algo tan maravilloso, ni hecho estos milagros.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero su mujer le respondió: 'Si Yavé hubiera querido que muriéramos, no habría aceptado nuestro holocausto y nuestra ofrenda. ¿Nos habría mostrado todo eso y más aún prometido lo que acabamos de escuchar?'

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Pero su mujer le respondió: Si YHVH hubiera querido hacernos morir, no habría tomado de nuestra mano el holocausto y la ofrenda, ni nos habría mostrado estas cosas, ni nos habría anunciado en este tiempo cosa semejante.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero su mujer le respondió: 'Si Yahveh hubiera querido matarnos, no habría aceptado de nuestras manos el holocausto y la oblación, ni nos habría hecho ver todas estas cosas, ni nos habría hecho oír cosa semejante'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y su esposa le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no recibiría de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Jueces 13:23
12 Tagairtí Cros  

Que él te conceda lo que tu corazón anhela y haga realidad todos tus planes.


Ser amigo tuyo, oh Dios, es privilegio de quienes te honran. Sólo con ellos compartes los secretos de tu pacto.


Yo sé que veré tu bondad, mientras esté aquí en la tierra de los vivientes.


Dame una muestra de tu amor, para que los que me odian se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y me consuelas.


Porque el Señor detesta a esos malvados, pero le da su amistad a los justos.


En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí, y yo en ustedes.


Jesús le contestó: ―El que me ama, obedece mi palabra. Por eso, Dios lo amará y vendremos a vivir con él.


Ya no les llamo sirvientes, porque el sirviente no sabe lo que hace su amo. Ahora los llamo amigos, porque les he enseñado todo lo que he oído decir a mi Padre.


El ojo jamás podrá decirle a la mano: «No te necesito». Ni la cabeza puede decirle a los pies: «No los necesito».


Cuando nació el hijo, le pusieron Sansón, y el Señor lo bendijo mientras crecía,