―¿Cuánto tiempo lleva en estas condiciones? —le preguntó Jesús al padre. ―Desde pequeño —contestó—.
Juan 5:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entre ellos había un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Biblia Nueva Traducción Viviente Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Biblia Católica (Latinoamericana) Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. La Biblia Textual 3a Edicion Y estaba allí cierto hombre que llevaba treinta y ocho años en su enfermedad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Había un hombre allí que llevaba treinta y ocho años enfermo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. |
―¿Cuánto tiempo lleva en estas condiciones? —le preguntó Jesús al padre. ―Desde pequeño —contestó—.
Y a esta mujer, que es descendiente de Abraham, y a quien Satanás tuvo enferma por dieciocho años, ¿no se le debía desatar esta cadena en sábado?
Entre la gente había una mujer que estaba enferma desde hacía doce años. Tenía derrames de sangre y nadie había podido sanarla, a pesar de haber gastado cuanto tenía en médicos.
Jesús encontró después al hombre en el templo y le dijo: ―Mira, ahora ya estás sano. No vuelvas a pecar porque te puede ocurrir algo peor.
De cuando en cuando un ángel del Señor bajaba al estanque y movía el agua. El primero que se metía al agua después de que había sido removida, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
Cuando Jesús lo vio allí acostado y supo que tenía mucho tiempo de estar enfermo, le preguntó: ―¿Quieres curarte?
Pero no sabemos cómo ahora puede ver ni quién le dio la vista. Pregúntenselo a él, pues ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo.
Estando en Listra, pasaron junto a un hombre inválido de nacimiento, que nunca había caminado porque tenía los pies tullidos.
Allí vieron a un lisiado de nacimiento, a quien todos los días traían y colocaban junto a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna.
Allí conoció a un tal Eneas, paralítico que hacía ocho años estaba en cama.