¡Jamás se te vaya a ocurrir matar al justo junto con el malvado! ¡Jamás vayas a tratar de la misma manera al justo y al malvado! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará lo que es correcto?
Juan 5:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo por lo que oigo, y mi juicio es correcto, porque está de acuerdo con la voluntad del que me envió y no de acuerdo con mi propia voluntad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica. Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la voluntad del que me envió y no la mía. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, sino que juzgo conforme a lo que escucho; así mi juicio es recto, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió. La Biblia Textual 3a Edicion No puedo Yo hacer nada de mí mismo.° Según oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo conforme a lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No puedo yo hacer nada de mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió. |
¡Jamás se te vaya a ocurrir matar al justo junto con el malvado! ¡Jamás vayas a tratar de la misma manera al justo y al malvado! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará lo que es correcto?
Porque el Señor viene a juzgar la tierra. Con justicia y verdad juzgará a las naciones.
El Señor dará a sus jueces anhelo de justicia y a sus soldados gran valor para que peleen hasta el último hombre defendiendo sus puertas.
Porque el Señor no te castigará como lo había dicho, sino más bien alejará de ti los ejércitos de tus enemigos y los dispersará. Y el Señor, Rey de Israel, estará siempre presente entre ustedes. Por eso ninguna desgracia volverá a caer sobre ustedes.
Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las cosas que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. El Padre que está en mí, es el que hace sus propias obras.
Yo te he glorificado en la tierra, y he cumplido con la obra que me diste para hacer.
Jesús le ordenó a Pedro: ―¡Guarda esa espada en su funda! Si mi Padre me da a beber un trago amargo, ¿acaso no lo voy a beber?
Jesús les explicó: ―Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar el trabajo que me dio.
Entonces Jesús les dijo: ―Les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que hace su padre, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.
Yo he venido del cielo a cumplir la voluntad del que me envió y no la mía.
Por eso Jesús les dijo: ―Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, ustedes comprenderán que yo soy, y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo lo que el Padre me ha enseñado.
Jesús les contestó: ―Si en verdad Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque vine de Dios y aquí estoy. No vine por mi propia cuenta, sino porque Dios me envió.
Yo no busco que me den la gloria a mí; pero hay uno que sí la busca, y él es el que juzga.
Ni siquiera Cristo trató de complacerse. Como está escrito: «Los insultos de quienes te ofendían cayeron sobre mí».
Y sabemos que Dios, en su verdad, castigará a cualquiera que actúe de esa forma.
Pero no le haces caso y, en consecuencia, estás almacenando contra ti mismo ira, por la terca dureza de tu corazón no arrepentido. Esa ira se manifestará el día en que Dios