El rey se puso furioso con el profeta por haber dicho esto. Entonces, señalando con su brazo al profeta, gritó a sus guardias: «¡Arresten a este hombre!». Pero instantáneamente el brazo del rey quedó paralizado, de modo que no podía bajarlo.
Juan 5:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 En los pórticos estaban acostados muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban que se moviera el agua. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Biblia Nueva Traducción Viviente Una multitud de enfermos —ciegos, cojos, paralíticos— estaban tendidos en los pórticos. Biblia Católica (Latinoamericana) y bajo los pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos (y paralíticos. Todos esperaban que el agua se agitara, La Biblia Textual 3a Edicion En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos e impedidos.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yacía en éstos una multitud de enfermos: ciegos, cojos, paralíticos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) En estos yacía gran multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que esperaban el movimiento del agua. |
El rey se puso furioso con el profeta por haber dicho esto. Entonces, señalando con su brazo al profeta, gritó a sus guardias: «¡Arresten a este hombre!». Pero instantáneamente el brazo del rey quedó paralizado, de modo que no podía bajarlo.
¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa!
¡Ay del pastor que no sirve para nada, que abandona su rebaño! ¡Que una espada le hiera su brazo, y no le quede sirviendo para nada! ¡Que un cuchillo le saque su ojo derecho, para que no vuelva a ver con él!
Y estuvo sanando a cojos, ciegos, mudos, lisiados y a muchos otros enfermos que la multitud le llevaba.
Su fama llegó hasta Siria, y le traían todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.
Luego les respondió: ―Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
Allí en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, había un estanque rodeado de cinco pórticos. El estanque, se llamaba en arameo, Betzatá.
De cuando en cuando un ángel del Señor bajaba al estanque y movía el agua. El primero que se metía al agua después de que había sido removida, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
Pero mantenernos esperando de Dios lo que todavía no se ha manifestado nos enseña a tener paciencia.
Por eso, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. Sean como el agricultor que espera a que la tierra dé su precioso fruto y aguarda con paciencia las temporadas de lluvia.