Cuando llegaron a la otra orilla, Elías le dijo a Eliseo: ―¿Qué deseas que te conceda antes de ser llevado arriba? Y Eliseo le respondió: ―Concédeme el doble del poder profético que tú has tenido.
Juan 3:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Aquel a quien Dios ha enviado habla lo que Dios le dice, porque Dios mismo le da su Espíritu en abundancia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues él es enviado por Dios y habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin límites. Biblia Católica (Latinoamericana) Aquel que Dios ha enviado habla las palabras de Dios, y Dios le da el Espíritu sin medida. La Biblia Textual 3a Edicion Pues el que Dios envió, habla las palabras de Dios, porque Dios no da el Espíritu por medida. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios; pues no da el Espíritu con cicatería. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque el que Dios envió habla las palabras de Dios, pues Dios no le da el Espíritu por medida. |
Cuando llegaron a la otra orilla, Elías le dijo a Eliseo: ―¿Qué deseas que te conceda antes de ser llevado arriba? Y Eliseo le respondió: ―Concédeme el doble del poder profético que tú has tenido.
Amas el bien, y el mal detestas, por eso Dios, el Dios tuyo, te ha ungido, derramando sobre ti más perfume de alegría que sobre los demás.
El Señor dice así: Yo hago un pacto con ustedes y les prometo que mi poder y mis enseñanzas nunca se apartarán de ustedes ni de sus descendientes.
De las ofrendas que se queman en honor al Señor, esta es la porción que les corresponde a Aarón y a sus hijos. Así ha sido desde el día que Moisés consagró como sacerdotes del Señor a Aarón y a sus hijos.
Y el Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y tomó del Espíritu que había en Moisés y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el Espíritu estuvo en ellos, profetizaron una sola vez.
«Aquí tienen a mi siervo, mi escogido, mi amado, en quien mi alma se deleita. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará justicia a las naciones.
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos,
De la abundancia que hay en él, todos hemos recibido bendición sobre bendición.
»Yo les enviaré de parte del Padre al Consolador, el Espíritu de verdad que viene del Padre, él les hablará acerca de mí.
Pero les digo la verdad: A ustedes les conviene que me vaya, porque si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.
Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
El Padre tiene vida en sí mismo y ha permitido que el Hijo tenga también vida en sí mismo,
Jesús les respondió: ―Lo que yo enseño no viene de mí, sino del que me envió.
Yo les he dicho la verdad que he recibido de Dios, y aun así ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo tal cosa!
El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.
y de cómo regresó al cielo después de darles instrucciones, a través del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido.
»Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
porque el poder vivificador del Espíritu, poder que reciben a través de Jesucristo, los libera del poder del pecado y de la muerte.
Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.
En Cristo habita toda la plenitud de Dios encarnada en un cuerpo humano,
»¡Hecho está! ¡Yo soy la A y la Z, el principio y el fin! ¡Al sediento le daré a beber gratuitamente del manantial del agua de la vida!
Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero