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Juan 3:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Porque Dios no envió al Hijo al mundo para juzgar° al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Porque Dios no envió su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por su medio.

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Juan 3:17
36 Tagairtí Cros  

¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!


«¡Miren! La virgen concebirá y tendrá un hijo y lo llamarán Emanuel» (que quiere decir «Dios está con nosotros»).


»Nunca menosprecien al creyente humilde, porque su ángel tiene en el cielo constante acceso al Padre.


Además, yo, el Hijo del hombre, vine a salvar a los perdidos.


En efecto, el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar a los que se habían perdido.


Luego siguieron su camino hacia otro pueblo.


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


¿por qué me acusan de haber blasfemado si el Padre me apartó y me envió al mundo? ¿Me acusan porque dije que soy el Hijo de Dios?


Yo sé que siempre me escuchas, pero lo dije para que la gente que está aquí crea que tú me enviaste.


Yo los envío al mundo, así como tú me enviaste al mundo.


Te ruego que todos estén unidos. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.


yo unido a ellos y tú unido a mí. Permite que ellos lleguen a la perfección en la unidad, así el mundo reconocerá que tú me enviaste, y que los amas a ellos tal como me amas a mí.


»Padre justo, el mundo no te conoce, pero yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.


Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.


porque les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo aceptaron. Ellos están seguros que vine de ti, y han creído que tú me enviaste.


Jesús volvió a decir: ―¡La paz sea con ustedes! Como mi Padre me envió, así yo los envío a ustedes.


Aquel a quien Dios ha enviado habla lo que Dios le dice, porque Dios mismo le da su Espíritu en abundancia.


»Yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, pues lo que el Padre me ha encomendado hacer es lo que estoy haciendo y es lo que demuestra que el Padre me ha enviado.


ni vive su palabra en ustedes, porque no han creído en aquel a quien él envió.


»Pero no crean que yo voy a acusarlos con mi Padre. Moisés será el que los acuse, ya que en él tienen puesta su confianza.


Jesús les respondió: ―La obra que Dios exige es que crean en aquel a quien él envió.


Yo he venido del cielo a cumplir la voluntad del que me envió y no la mía.


porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.


Yo vivo por el Padre viviente que me envió; por eso, el que come de mí, vivirá por mí.


pero yo sí lo conozco porque vengo de él, y él mismo me envió.


Ella dijo: ―Nadie, Señor. ―Yo tampoco te condeno. Vete y no vuelvas a pecar.


Jesús les contestó: ―Si en verdad Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque vine de Dios y aquí estoy. No vine por mi propia cuenta, sino porque Dios me envió.


Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


Además, con nuestros propios ojos vimos, y ahora lo proclamamos a los cuatro vientos, que Dios envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.


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