«Tengo el alma llena de tristeza y angustia mortal. Quédense aquí conmigo. No se duerman».
Juan 13:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Después de decir esto, Jesús se llenó de angustia y dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús, muy angustiado, exclamó: «Les digo la verdad, ¡uno de ustedes va a traicionarme!». Biblia Católica (Latinoamericana) Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: 'En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar. La Biblia Textual 3a Edicion Habiendo dicho esto, Jesús se conturbó° en su espíritu, y dio testimonio, y dijo: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dicho esto, Jesús sintió una conmoción interior y declaró: 'De verdad os lo aseguro: uno de vosotros me va a entregar'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Habiendo dicho esto, Jesús se turbó en espíritu, y testificó diciendo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a traicionar. |
«Tengo el alma llena de tristeza y angustia mortal. Quédense aquí conmigo. No se duerman».
Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.
Jesús, mirándolos con una mezcla de enojo y tristeza por la indiferencia que mostraban, le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Y al extenderla, se le sanó.
Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que la acompañaban, se conmovió mucho y se turbó.
Jesús, conmovido una vez más, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía tapada la entrada con una piedra.
»En este momento estoy lleno de angustia, ¿y por eso voy a decir: “Padre, sálvame de este sufrimiento”? ¡Si para eso he venido!
»No estoy hablando de todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura que dice: “El que come conmigo se ha puesto en contra mía”.
Antes de llegar la hora de la cena, el diablo ya había hecho que Judas Iscariote se decidiera a traicionar a Jesús.
Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién estaba hablando.
Mientras los esperaba en Atenas, Pablo estaba sumamente molesto ante la gran cantidad de ídolos que veía por todas partes.
Aunque salieron de entre nosotros, en realidad nunca fueron de los nuestros, porque si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. El hecho de que nos dejaran comprueba que no eran de los nuestros.