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Juan 11:38 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

38 Jesús, conmovido una vez más, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía tapada la entrada con una piedra.

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Biblia Reina Valera 1960

38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Jesús todavía estaba enojado cuando llegó a la tumba, una cueva con una piedra que tapaba la entrada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Jesús, conmovido de nuevo en su interior, se acercó al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Jesús pues, profundamente conmovido otra vez en sí mismo, va al sepulcro. Era una cueva, y una piedra estaba recostada contra ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Jesús, nuevamente conmovido, se acercó al sepulcro, que era una cueva, con una losa puesta encima.

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Juan 11:38
12 Tagairtí Cros  

Después de esto, Abraham fue y sepultó a su esposa Sara en la cueva del campo de Macpela, al oriente de Mamré, que se conocía también como Hebrón, en Canaán.


»Hombre mortal, suspira y gime de dolor en tu amarga angustia, que tu cuerpo se agite por los sollozos; ellos se impactarán por tanto dolor.


y le dijo: «Camina por las calles de Jerusalén y pon una marca sobre la frente de los hombres que lloran y suspiran a causa de todas las maldades que ven a su alrededor».


y lo colocó en un sepulcro nuevo labrado en la peña. Hacía poco que había hecho ese sepulcro y ordenó que rodaran una piedra grande para cerrar la entrada. José se alejó,


Entonces fueron, sellaron la roca y dejaron a los soldados de guardia.


José compró una sábana, bajó el cuerpo y lo envolvió en ella. Después lo puso en un sepulcro cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.


Y él, suspirando profundamente, respondió: ―¿Por qué pide esta gente una señal? Les aseguro que no se le dará ninguna.


Encontraron que la piedra que cubría el sepulcro no estaba en su lugar,


Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que la acompañaban, se conmovió mucho y se turbó.


El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían movido la piedra que cerraba la entrada.


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