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Juan 11:52 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Y moriría no sólo por esa nación, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que estaban dispersos.

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Biblia Reina Valera 1960

y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y no solo por esa nación, sino que también moriría para congregar y unir a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y no sólo por la nación, sino también para congregar en uno° a los hijos de Dios que estaban dispersados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y no por la nación sola, sino también para reunir juntos a los hijos de Dios que estaban dispersos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y no solamente por aquella nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

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Juan 11:52
40 Tagairtí Cros  

El cetro estará en las manos de Judá, y el bastón de gobernante estará en sus pies, hasta que llegue el rey por excelencia, a quien todos los pueblos obedecerán.


mi fuerza se ha secado como una teja quemada por el sol; la lengua se me pega al paladar, porque me has echado en el polvo de la muerte.


Todos en esta tierra lo verán y se volverán al Señor. Y la gente de todas las naciones lo adorará.


Bendito sea su glorioso nombre para siempre. ¡Que toda la tierra esté llena de su gloria! ¡Amén y amén!


Miren, pongan atención, pues el Señor ha jurado que todos sus enemigos vendrán y serán esclavos suyos. Serán como joyas de exhibición, como adornos de recién casada.


«Te he llamado para que realices una obra más grande que la de restaurar a Israel y que hagas volver a los sobrevivientes de mi pueblo. ¡Yo te convertiré en luz de las naciones del mundo para que también a ellas les lleves mi salvación!».


De igual modo, ustedes también convocarán a las naciones, y estas acudirán presurosas; vendrán a ustedes por todo lo que el Señor, el Santo de Israel, ha hecho por ustedes, pues les ha mostrado su amor y los ha honrado.


Porque el Señor que hace volver a los desterrados de Israel dice: «A otros traeré además de mi pueblo Israel».


¡Alcen sus ojos y miren! Porque de lejanas tierras regresan familias enteras con sus niños en brazos.


Yo seré como un pastor en medio de su rebaño. Yo encontraré a mis ovejas y las rescataré y reuniré de todos los lugares donde fueron esparcidas en aquel día oscuro y nublado.


»Sin embargo, el tiempo vendrá cuando Israel prosperará y llegará a ser una nación grande; en ese día su población será demasiado numerosa, de modo que será imposible contarla, pues será tanta como los granos de la arena del mar. Cuando eso ocurra, en vez de decirles: “Ustedes no son mi pueblo”, se les dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.


»Supongamos también que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encendería la lámpara y barrería la casa buscando con cuidado hasta encontrarla?


es la luz que alumbrará a las naciones y la gloria de tu pueblo Israel».


Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


»Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Ellas escucharán mi voz, y formarán un solo rebaño con un solo pastor.


Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.


Nadie podrá hacerte daño, porque yo estoy a tu lado. En esta ciudad hay un buen grupo de personas que me pertenecen.


Ahora bien, ¿Dios es sólo Dios de los judíos? No, Dios es Dios de todas las naciones.


Con razón dicen las Escrituras: «Te he hecho padre de muchas naciones». ¡Y es una promesa del mismo Dios en quien Abraham creyó! ¡Es el Dios que hace que los muertos resuciten y que es capaz de hacer que las cosas que aún no existen lleguen a existir!


Y nos destinó de antemano, por su amor, para adoptarnos como hijos suyos, por medio de Jesucristo, debido a su buena voluntad.


Es lo que Dios, desde la eternidad, había planeado hacer por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.


Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que se hallan dispersas por todo el mundo.


Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que han sido elegidos y que viven como extranjeros esparcidos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia:


Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


Miren cuánto nos ama el Padre que somos llamados hijos de Dios. ¡Y de veras lo somos! Como la mayoría de la gente no conoce a Dios, tampoco reconoce lo que somos.


Uno puede saber quién es hijo de Dios y quién es hijo del diablo. El que no practica la justicia ni ama a su hermano demuestra que no es hijo de Dios.


Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.


y dedicaron al Cordero este nuevo canto: «Eres digno de recibir el pergamino y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios un pueblo de entre todos los linajes, pueblos, lenguas y naciones.