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1 Pedro 1:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que han sido elegidos y que viven como extranjeros esparcidos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia:

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Yo, Pedro, apóstol de Jesucristo, escribo esta carta a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a los (judíos) que viven fuera de su patria, dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pedro, un apóstol° de Jesús el Mesías, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos que viven como peregrinos en la diáspora, en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos,

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1 Pedro 1:1
34 Tagairtí Cros  

Amán se presentó ante el rey para hablarle del asunto, y le dijo: ―Hay un pueblo esparcido por todas las provincias del reino, cuyas leyes son diferentes a las de todas las naciones y, por eso, ese pueblo se niega a obedecer las leyes del rey. ¡Su Majestad no puede permitir que sigan viviendo!


Nos has tratado como ovejas de matadero, y nos esparciste entre las naciones.


»”Pero dejaré que unos pocos de mi pueblo escapen, para ser esparcidos entre las naciones del mundo.


Los esparciré entre las naciones, y los destruiré. Sus tierras serán desoladas y sus ciudades quedarán destruidas.


Los doce apóstoles eran: Simón, también llamado Pedro; Andrés, hermano de Pedro; Jacobo, hijo de Zebedeo; Juan, hermano de Jacobo;


Si aquellos días no fueran acortados, la humanidad entera perecería; pero serán acortados por el bien de los escogidos de Dios.


Un día, caminando Jesús a orillas del lago de Galilea, vio a dos pescadores que tiraban la red al agua. Eran Simón, mejor conocido por Pedro, y Andrés, su hermano.


¿No creen ustedes que Dios hará justicia a los que él ha escogido y que claman a él día y noche? ¿Se tardará él en responderles?


Y moriría no sólo por esa nación, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que estaban dispersos.


Los judíos se preguntaban entre ellos: «¿Y a dónde piensa irse este que no podremos encontrarlo? ¿Acaso pensará ir a los judíos que están dispersos entre las naciones, y enseñar a los griegos?


En Corinto conoció a un judío llamado Aquila, natural de Ponto, que acababa de llegar de Italia con su esposa Priscila. Habían salido de Italia a raíz de la orden de Claudio de expulsar de Roma a todos los judíos.


De Antioquía, donde pasó algún tiempo, se dirigió de nuevo a las regiones de Galacia y Frigia, alentando a todos los discípulos.


Así continuó durante los dos años siguientes. No quedó en la provincia de Asia un solo judío o griego, que no escuchara la palabra del Señor.


Pero un día, varios miembros de la sinagoga llamada los Libertos se pusieron a discutir con él. Discutían también con Esteban judíos de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia.


Los creyentes que huyeron de Jerusalén continuaron predicando las buenas noticias por dondequiera que iban.


Las iglesias de Asia les envían saludos. Aquila y Priscila les saludan con mucho afecto, y lo mismo hacen los hermanos que se reúnen en casa de ellos.


Creo que deben conocer, hermanos, las tribulaciones que pasamos en Asia. Nos vimos tan aplastados bajo tanta presión, que temimos no salir de allí con vida.


y los demás hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia.


Recuerden que en aquellos días ustedes vivían alejados del Mesías, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa. Vivían en el mundo sin Dios y sin esperanza.


Por eso, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino ciudadanos junto con los santos y miembros de la familia de Dios.


Porque el Señor te esparcirá en medio de todas las naciones, de uno a otro extremo de la tierra. Allí adorarás dioses paganos que ni tú ni tus antepasados han conocido, dioses hechos de madera y de piedra.


Había decidido esparcirlos por tierras lejanas, para que la memoria de ellos desapareciera.


El Señor los esparcirá entre las naciones y serán muy pocos en número.


Como sabrás, los de la provincia de Asia me han abandonado, aun Figelo y Hermógenes.


Todos ellos murieron sin haber recibido las cosas prometidas. Pero las vieron a lo lejos y reconocieron que ellos mismos eran extranjeros y sólo estaban de paso en la tierra.


Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que se hallan dispersas por todo el mundo.


Queridos hermanos, les pido, como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo, que se mantengan lejos de los malos deseos que luchan contra la vida.


Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han alcanzado una fe tan preciosa como la nuestra:


me dijo: «Escribe en un libro todo lo que veas, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».


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